Arturo Chamorro, ya cruzó la meta final de una carrera que persiguió con tenacidad durante décadas. En una ceremonia cargada de orgullo y satisfacción, este incansable deportista recibió su título demostrando que la pasión por el aprendizaje no tiene edad.
La historia de Arturo es un canto a la perseverancia y al poder transformador de los sueños. Su deseo de dedicarse a la preparación física nació en la adolescencia, pero la vida, con sus imprevistos, lo llevó por otros caminos. Sin embargo, la llama de su vocación nunca se apagó.
“Siempre sentí una conexión especial con el deporte y la educación física”, confiesa Arturo. “Cuando tuve la oportunidad de volver a estudiar, no lo dudé ni un segundo”. Y así, rodeado de jóvenes estudiantes, Arturo se sumergió en un nuevo capítulo de su vida, demostrando que la edad es solo un número.
Su jornada en la Universidad Santo Tomás de Concepción fue un desafío constante, pero también una experiencia enriquecedora. “Los profesores fueron fundamentales en mi formación”, reconoce Arturo con gratitud. “Me exigieron mucho, pero siempre me apoyaron y confiaron en mis capacidades”.

Ahora, con título en mano, Arturo no piensa detenerse. Ya tiene nuevos proyectos en mente y desea seguir especializándose en el área que tanto ama. “Quiero transmitir mi experiencia a otros y demostrar que nunca es tarde para alcanzar nuestros objetivos”, afirma con entusiasmo.
Gerardo Hernández, jefe de carrera de Preparador Físico, destaca la evolución de Arturo a lo largo de estos años: “Arturo llegó a nosotros con muchas ganas de aprender y una gran humildad. Su perseverancia y dedicación son un ejemplo para todos nuestros estudiantes”.
La historia de Arturo Chamorro es un recordatorio de que los sueños no tienen fecha de vencimiento. Con esfuerzo, dedicación y un espíritu incansable, cualquier meta es alcanzable. Su ejemplo inspira a muchos a seguir sus corazones y a nunca rendirse ante las adversidades.
SOJ