De Juan Pablo Alarcón Director Escuela de Arquitectura UNAB

La iniciativa de instalar toldos blancos en la plaza O’Higgins de Viña del Mar formaliza el comercio en el lugar, sin embargo, debemos poner atención a los efectos que esta acción puede tener en el lugar.  

La plaza debe ofrecer una visión amplia y una circulación libre; hoy, los toldos fragmentan el espacio, reducen la continuidad visual y generan zonas de difícil acceso, en un sector donde han ocurrido hechos delictuales a plena luz del día.

 
Diversos estudios urbanos señalan la importancia del control pasivo y la visibilidad como factores clave de seguridad. Además, esta intervención plantea una privatización de un espacio público sin claridad sobre sus criterios de gestión o permanencia.

 
El desafío está en diseñar una plaza que acoja el comercio menor, pero que preserve su valor como lugar de encuentro, descanso y convivencia, articulando de manera equilibrada las necesidades ciudadanas, la movilidad y la identidad urbana. 

De Juan Pablo Alarcón 
Director Escuela de Arquitectura UNAB

La iniciativa de instalar toldos blancos en la plaza O’Higgins de Viña del Mar formaliza el comercio en el lugar, sin embargo, debemos poner atención a los efectos que esta acción puede tener en el lugar.  

La plaza debe ofrecer una visión amplia y una circulación libre; hoy, los toldos fragmentan el espacio, reducen la continuidad visual y generan zonas de difícil acceso, en un sector donde han ocurrido hechos delictuales a plena luz del día.

 
Diversos estudios urbanos señalan la importancia del control pasivo y la visibilidad como factores clave de seguridad. Además, esta intervención plantea una privatización de un espacio público sin claridad sobre sus criterios de gestión o permanencia.

 
El desafío está en diseñar una plaza que acoja el comercio menor, pero que preserve su valor como lugar de encuentro, descanso y convivencia, articulando de manera equilibrada las necesidades ciudadanas, la movilidad y la identidad urbana.