Tras dos días de expectación y cuatro votaciones secretas, la Iglesia Católica ha escrito un nuevo capítulo en su bimilenaria historia. El Colegio Cardenalicio, reunido en cónclave, ha ungido al cardenal estadounidense Robert Francis Prevost como el 267º sucesor de San Pedro. A las 18:08 horas de este jueves (12:08 en Chile), la emblemática chimenea de la Capilla Sixtina liberó la ansiada humareda blanca, la señal inequívoca: ¡Habemus Papam!
Con la solemnidad del momento, el cardenal Dominique Mamberti se dirigió al mundo con el clásico «Habemus Papam», presentando a Prevost, quien ha elegido el nombre papal de León XIV. Nacido en Chicago, este hombre de 69 años se perfila como un continuador del legado de Jorge Bergoglio, cimentado en el servicio pastoral y un liderazgo administrativo probado, cualidades que lo situaron entre los favoritos para tomar las riendas de la Iglesia.
La trayectoria de León XIV está marcada por su labor misionera en Perú, donde años después fue nombrado arzobispo-obispo emérito de Chiclayo. Su profundo conocimiento de Latinoamérica lo llevó a presidir la Pontificia Comisión para la región. En un movimiento que anticipaba su ascenso, en 2023 fue designado prefecto del poderoso Dicasterio para los Obispos, el organismo vaticano encargado de nombrar a los líderes eclesiásticos a nivel global.
Sin embargo, su pasado en Perú no está exento de controversia, con acusaciones de presunto encubrimiento de sacerdotes denunciados por violencia sexual, señalamientos que la diócesis de Chiclayo ha negado rotundamente. Su vínculo con Chile también es significativo: en 2002 visitó el Colegio San Agustín en Ñuñoa, fundado por la orden agustina a la que pertenece, y en marzo de 2024 participó en Roma en la inauguración de una exposición sobre las relaciones entre la Santa Sede y Chile. En esa ocasión, resaltó la rica contribución cultural de la evangelización en Latinoamérica.
Conocido en los círculos eclesiásticos por su «carácter afable y enfoque moderado», León XIV es considerado por CNN como «un líder altamente capaz y experimentado». Su rol clave en el nombramiento de obispos en el Vaticano subraya su influencia y conocimiento interno de la Iglesia. Miembro de la orden agustina, de la que llegó a ser superior general, su sólida formación académica en matemáticas y derecho canónico, sumada a su dominio de varios idiomas, lo perfilan como un intelectual capaz de dialogar con un mundo diverso.
Su servicio en Perú, que incluyó una década como misionero y formador de vocaciones agustinas, y su posterior liderazgo en la diócesis de Chiclayo, donde incluso obtuvo la ciudadanía peruana, demuestran su compromiso con Latinoamérica y las periferias. Aunque su labor en Perú también estuvo marcada por la controversia sobre los abusos sexuales en la Iglesia, su defensa de los inmigrantes venezolanos y su cercanía a las comunidades remotas son ampliamente reconocidas.
Su meteórico ascenso en el Vaticano, culminando con su designación como prefecto del Dicasterio para los Obispos, lo colocó en una posición privilegiada para comprender las dinámicas internas de la Iglesia y las tensiones entre conservadores y progresistas, un legado del pontificado de Francisco.
La elección de León XIV sorprende por ser el primer Papa proveniente de Estados Unidos, una nación con una influencia global considerable. En cuanto a su magisterio, se espera una línea de continuidad con Francisco, abogando por un clero cercano al pueblo y una postura firme contra los abusos.
La elección de un Papa estadounidense no pasó inadvertida para figuras políticas como Donald Trump, quien celebró la noticia en su red social Truth Social, calificándola como «un gran honor para nuestro país» y expresando conocer a León XIV. Curiosamente, el candidato predilecto de Trump para suceder a Francisco era el cardenal Timothy Dolan, una figura del ala más tradicionalista de la Iglesia estadounidense.
El pontificado de León XIV hereda los desafíos planteados por el legado de Francisco: la fractura entre conservadores y moderados, el rol de la mujer en la Iglesia, la bendición de parejas del mismo sexo y la delicada diplomacia con potencias mundiales. Además, deberá abordar la creciente crisis financiera del Vaticano, buscando soluciones para las arcas vacías del Banco Vaticano. El mundo observa con atención el inicio de este nuevo papado, preguntándose qué derrotero tomará la Iglesia Católica bajo el liderazgo del primer Papa estadounidense de la historia.
SOJ