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La provincia del Biobío, bajo el estado de excepción constitucional de emergencia, fue escenario de un violento ataque incendiario que dejó una estela de destrucción en las instalaciones de la Central Hidroeléctrica Rucalhue. Un grupo de desconocidos irrumpió en el recinto, durante la madrugada de este domingo, intimidó a los guardias de seguridad y prendió fuego a una veintena de camiones y dos maquinarias pesadas, sembrando el caos en la zona.
Tras perpetrar el atentado, los responsables emprendieron una huida con rumbo desconocido, obstaculizando su escape con tácticas intimidatorias y peligrosas. A lo largo de unos cinco kilómetros, diseminaron árboles derribados y miguelitos, dificultando el acceso y la persecución.
Si bien el primer recuento de daños es impactante, la cifra de vehículos siniestrados podría aumentar a medida que se evalúa la totalidad de la destrucción. Afortunadamente, hasta el momento no se han reportado personas lesionadas como consecuencia de este acto de violencia.
La gravedad del ataque, ocurrido en una zona bajo estado de excepción, movilizó de inmediato a vehículos del ejército hacia las instalaciones de la Central Rucalhue, en un intento por asegurar el área y colaborar en las primeras diligencias investigativas. La presencia militar obedece al Estado de excepción constitucional destinado a resguardar la seguridad en la macrozona sur del país.
La inversión de la Central Rucalhue alcanza a US$240 millones, poseerá una capacidad de generación estimada para abastecer a más de 140 mil personas.
La Central Hidroeléctrica Rucalhue es un proyecto impulsado por Rucalhue Energía SpA, una empresa chilena ligada al gigante energético chino China International Water & Electric Corp (CWE), subsidiaria de la transnacional China Three Gorges Corporation. Este proyecto, que en su etapa inicial fue liderado por Atiaia Energía Spa, contempla la construcción y operación de una central de pasada, con una capacidad de generación estimada para abastecer a más de 140 mil personas, contribuyendo a la reducción de gases de efecto invernadero.
Ubicada estratégicamente en el río Biobío, entre las comunas de Quilaco y Santa Bárbara, a unos 50 kilómetros al sureste de Los Ángeles, la central representa una inversión estimada de 240 millones de dólares y se proyecta con un caudal de diseño de 700 m³/s. Su construcción, estimada en 30 meses, busca aprovechar el potencial hídrico de la región para inyectar energía limpia al Sistema Interconectado Central (SIC).
Este violento atentado contra una infraestructura energética clave en la región del Biobío genera profunda preocupación en el contexto del estado de excepción vigente. Las investigaciones buscarán determinar la identidad y las motivaciones de los autores de este ataque, que no solo causa pérdidas materiales significativas, sino que también genera incertidumbre sobre la seguridad en la zona y el desarrollo de proyectos estratégicos para el país.
SOJ
