“Aquel viaje me fue desaconsejado por todos (…) Pero yo quería ir hasta el final, sentí que debía. Decía, casi familiarmente, que necesitaba ir a ver a nuestro abuelo Abraham, el antepasado común de judíos, cristianos y musulmanes”, Jorge Bergoglio, libro Spera.
En su viaje a Irak en 2021, el Papa Francisco reveló que se evitaron dos intentos de atentado en su contra. La visita, que tuvo lugar del 5 al 8 de marzo de 2021, fue histórica por ser el primero de un Papa a Irak y por las circunstancias de seguridad en un país que había allí. De todas formas fue una de las misiones más próximas.
En su autobiografía titulada Spera , que será publicada el 14 de enero próximo el argentino, Jorge Bergoglio, relata su histórica visita a Irak, que fue especialmente difícil debido a la persistente pandemia y los riesgos de seguridad, el Papa recordó cómo la Gendarmería Vaticana recibió un informe de los servicios secretos británicos que eran completamente desfavorables para la seguridad propia del pontífice y su comitiva. En el fragmento de su autobiografía dedicada a este histórico viaje a Irak, el Papa recuerda cómo, en ese momento, el país aún sufría los efectos devastadores de la pandemia y continuaba siendo un lugar de altísimo riesgo debido a los atentados. “Incluso tras toda aquella devastación, el viento del odio no se detenía. Me avisaron tan pronto como aterrizamos en Bagdad el día anterior. La policía había alertado a la Gendarmería vaticana sobre una información recibida de los servicios secretos ingleses: una mujer cargada de explosivos, una joven terrorista suicida, se dirigía a Mosul para hacerse estallar. Y una furgoneta también había salido a toda velocidad con la misma intención«.
A pesar de la amenaza, el viaje prosiguió, y entre los momentos más destacados, el Papa visitó Nayaf, la ciudad sagrada para los chiítas, donde se reunió con el líder religioso más importante del islam chií, el ayatolá Ali al-Sistani. En ese encuentro, que la Santa Sede había estado tratando de concretar durante décadas.
Sin embargo, el Papa no dejó de estar preocupado por los presuntos atacantes. Al día siguiente preguntó a la Gendarmería sobre lo sucedido con los dos sospechosos, y «el comandante me respondió de manera lacónica: ‘ya no están’. La policía iraquí los había interceptado y desactivado. Fue un momento que me conmovió profundamente, pues también este era otro fruto amargo de la guerra», relató el Papa, conmovido por la violencia que todavía azotaba al país.
Este viaje, además de su relevancia religiosa y diplomática, fue un testimonio del arrojo y la indiferencia al riesgo del Papa Francisco y su compromiso con la paz, a pesar de los peligros, colocando en peligro su vida y la de su comitiva.
El viaje de pontífice argentino a Irak fue significativo tanto en términos religiosos como diplomáticos, buscando promover la paz, el entendimiento interreligioso y el apoyo a las comunidades cristianas en el país. A pesar de las tensiones y los riesgos, el viaje se llevó a cabo con éxito, simbolizando un mensaje de esperanza y reconciliación en una región marcada por la violencia.