La tramitación de la nueva Ley de Pesca se ha convertido en un verdadero tira y afloja legislativo, con tensiones y desacuerdos. Legisladores denuncian un avance lento y dificultoso, marcado por enfrentamientos tanto entre el oficialismo y la oposición como al interior del propio gobierno. Existe una exacerbada ideologización del contenido del proyecto, al parecer, con exclusión o desigualdad eventuales para escuchar a los actores, denunciado por la organización pescadores industriales del Biobío.
Las jornadas de votación maratónicas, impulsadas por el presidente de la comisión, han generado malestar entre los parlamentarios, quienes advierten que esta dinámica podría perjudicar la calidad del proyecto. Las críticas se centran en la falta de diálogo previo y en la sensación de que la tramitación se está acelerando sin un análisis profundo de las propuestas.
El diputado Tomás de Rementería (PS) ha sido especialmente crítico, señalando que las extensas jornadas sin un trabajo legislativo previo podrían generar un proyecto «muy dañado». Además, ha denunciado la falta de coordinación entre el gobierno y los legisladores, lo que dificulta el consenso.
La tensión se ha agudizado por las acusaciones cruzadas entre los parlamentarios. Por un lado, se acusa al gobierno de pasar indicaciones a la oposición para obtener sus votos, mientras que por otro, se critica la falta de apoyo del Ejecutivo a las iniciativas de algunos legisladores oficialistas.
La polémica indicación presentada por el diputado Brito sobre los animales acuáticos «sintientes» ha sido otro foco de conflicto, generando críticas tanto al interior como al exterior de su bancada. Este hecho, sumado a las acusaciones de copia de indicaciones por parte de otros parlamentarios, ha generado un clima de desconfianza y ha puesto en entredicho la seriedad del debate legislativo.
En resumen, la tramitación de la Ley de Pesca se encuentra en un punto crítico, marcada por la polarización, las acusaciones cruzadas y la falta de consenso. La presión por avanzar rápidamente en la aprobación del proyecto parece estar pasando por encima de la calidad del debate y de la construcción de acuerdos.