La subsecretaria de Agricultura, Ignacia Fernández, manifestó que «declarar Emergencia Agrícola implica una agilidad en la ejecución de los recursos a través de los gobiernos regionales y las autoridades locales para ver, en cada uno de los casos, cuál es la mejor medida a tomar en cada productor y evaluar la mejor forma de atender cada una de esas necesidades». Lo anterior, debido a la situación provocada por dos sistemas frontales sucesivos, que han afectado principalmente a los sectores agrícolas de la Región del Biobío. La autoridad enfatizó, además, que estas medidas inmediatas se complementarán con otras de mediano y largo plazo, que buscan adaptarse a una situación que ya no se constituye como emergencia, sino que como una realidad estructural debido a los efectos del cambio climático.
El sistema frontal que azota al país traería perjuicios económicos en distintos frentes, según prevén algunos analistas. Y es que, si bien aún es temprano para determinar exactamente cómo afectarán las lluvias, se esperan consecuencias sobre el Imacec y, eventualmente, alzas de precios en algunos cultivos, aunque desde el sector agrícola han manifestado que aquello no es seguro.
