El parto es un proceso fisiológico y representa un hito dentro del ciclo vital de la mujer, que puede dejar una huella positiva o negativa, dependiendo de la experiencia y también tiene un impacto en la morbimortalidad perinatal.
Últimamente se habla bastante acerca de la atención humanizada y la atención respetuosa del parto y de su impacto en la salud materno infantil y salud mental de la mujer. Como definición, el parto respetado es aquel donde se permite el curso fisiológico de este y libre de intervenciones innecesarias. Debido a los avances en la medicina y a la formación de los profesionales de matronería, se ha logrado un mayor control de este proceso lo que ha tenido un impacto positivo en los indicadores materno-infantiles, posicionando a Chile como el país con la tasa de mortalidad materna más baja de Latinoamérica.
Cuando hablamos de parto respetado, se refiere a respetar el proceso fisiológico del parto (que siga su curso natural), respetar las decisiones y deseo materno, respetar al recién nacido e involucrar al acompañante significativo y/o familia. Suena bastante paradójico hablar de “humanizar” el proceso del embarazo y parto, considerando que es algo natural para lo cual el cuerpo de la mujer está diseñado y preparado para enfrentar todo lo que sucederá.
Sin embargo, gracias a la evolución de la medicina y de la asistencia profesional del parto, es que se ha logrado un mayor control del proceso, lo que tiene un impacto muy positivo, ya que permite pesquisar aquellos factores de riesgo y prevenir complicaciones futuras; el problema es que se ha traspasado la barrera que existe entre mantener una vigilancia activa e intervenir en el proceso. Lo que se busca hoy, y es para lo que estamos trabajando desde el pregrado, es que se cambie el concepto de “atender un parto” por el concepto de “acompañar el proceso de la gestación y nacimiento”.
Es necesario que los profesionales que acompañan nacimientos continúen trabajando en su formación y en la educación perinatal que se le entrega a las mujeres y a sus familias, para que en un futuro no tan lejano este tipo de atención sea entregada a todas las mujeres gestantes de nuestro país.
* Carolina Rodríguez Carrasco, académica de Obstetricia de la Universidad San Sebastián