En tiempos de estrechez económica en nuestra región, los fondos públicos deben usarse para unir, no para dividir.
La prioridad debe ser financiar proyectos de consenso —salud, educación, infraestructura— y no forzar iniciativas que generan una profunda división.
En este contexto, el manejo de la licitación del controversial Museo de la Memoria es preocupante. Un proceso paralizado por 16 meses se intenta revivir con graves irregularidades: pretender adjudicar con ofertas legalmente caducas y económicamente obsoletas, cambiando el financiamiento a última hora y comprometiendo presupuestos futuros.
Esto no es solo una falta a la probidad; es una pésima señal, sobre todo cuando el gobierno ha rechazado la opción de democratizar la inversión vía consulta ciudadana, prefiriendo imponer su visión a buscar consensos.
El único camino correcto y responsable es invalidar esta licitación fallida. Hago un llamado a las autoridades a reevaluar las prioridades de inversión, enfocando los fondos en proyectos que convoquen a la unidad y resuelvan las necesidades transversales de la población.
Dejemos de invertir en lo que nos separa y empecemos a construir, juntos, lo que de verdad nos une.
Atentamente,
Luis Santibáñez Bastidas
Consejero Regional