Investigadores de la UBB buscan transformar desechos vegetales en alimentos y fármacos

El proyecto «Valorización de astillas de pallets y cáscara de avellana chilena como sustratos en la producción de Champiñón Ostra» ha obtenido financiamiento del 3° Concurso de proyectos de Ciencia para la Innovación Ci2030. Liderado por el Dr. Edgar Pastene Navarrete de la Universidad del Bío-Bío (UBB), la iniciativa busca dar una segunda vida a residuos agrícolas y de madera.


Doble objetivo: economía circular y salud

El proyecto tiene un doble enfoque innovador:

  1. Reciclaje de residuos: Utiliza desechos de bajo valor, como astillas de pallets y cáscaras de avellana chilena, como sustrato para el cultivo de champiñón ostra. De esta manera, el hongo no solo transforma estos residuos en un producto comestible, sino que también contribuye a su degradación ecológica.
  2. Producción de moléculas bioactivas: El equipo evaluará cómo el cultivo en estos sustratos influye en la producción de estatinas (compuestos que reducen el colesterol LDL) e hidrofobinas (que mejoran formulaciones farmacéuticas). El objetivo es optimizar la calidad del champiñón ostra como un «alimento funcional» con propiedades beneficiosas para la salud.

Proyecciones y beneficios del proyecto

El Dr. Pastene destaca que la idea surgió de la combinación de la biotecnología de productos naturales, la química verde y la preocupación del sector productivo por la gestión de residuos. El proyecto cuenta con un sólido equipo multidisciplinario, que incluye académicos, estudiantes de pre y posgrado, y una ingeniera en Biotecnología Vegetal, quienes buscan sentar las bases para una iniciativa de mayor envergadura.

Este proyecto beneficiará a varios sectores: a las empresas de avellanas y a la industria maderera al ofrecer una alternativa de reciclaje para sus residuos. También podría abrir nuevas oportunidades para los productores de champiñones y, a largo plazo, para la industria farmacéutica. A futuro, el equipo espera expandir la investigación para degradar otros sustratos problemáticos e incluir más hongos y microorganismos, lo que abriría nuevas fronteras en la biotecnología.

SOJ