Las Amenazas a la Tolerancia Liberal

En el corazón del liberalismo late la idea de la tolerancia. No se trata de una tolerancia pasiva, que acepte cualquier cosa sin cuestionar, sino de una tolerancia activa, que promueva la libertad de expresión y la diversidad de opiniones.

La tolerancia liberal se basa en la idea de que cada individuo tiene el derecho a expresar sus opiniones y creencias, siempre y cuando no atenten contra la libertad y la dignidad de los demás. Esto significa que debemos ser capaces de escuchar y considerar puntos de vista diferentes, incluso si no los compartimos.

Como dijo Voltaire en su «Carta sobre la tolerancia», «la tolerancia es la virtud del hombre fuerte». La tolerancia liberal no es una señal de debilidad, sino de fortaleza y madurez. Es la capacidad de reconocer que no tenemos la verdad absoluta y que otros pueden tener perspectivas valiosas. Sin embargo, la tolerancia liberal no es ilimitada. No debemos tolerar la intolerancia, el odio o la discriminación. La libertad de expresión no es un cheque en blanco para promover la violencia o la opresión. Como dijo Karl Popper, «la tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia».

En este sentido, la tolerancia liberal requiere un equilibrio entre la libertad de expresión y la protección de los derechos y la dignidad de los demás. Debemos ser capaces de distinguir entre la crítica constructiva y el odio destructivo.

Pero en la actualidad, la tolerancia liberal enfrenta amenazas sin precedentes. La desinformación, la polarización y la «cultura de cancelación» en las redes sociales pueden limitar el pluralismo, el diálogo y la reflexión. Los discursos de odio y la intolerancia pueden promover la violencia y la discriminación. Es más importante que nunca defender la tolerancia liberal y promover la libertad de expresión, la diversidad de opiniones y la protección de los derechos y la dignidad de todos. Como dijo Immanuel Kant, «la autonomía es la capacidad de la voluntad para darle leyes a sí misma». La tolerancia liberal es la capacidad de reconocer que nuestra libertad está ligada a la libertad de los demás. Debemos ser críticos de los discursos que escuchamos y reproducimos, y promover la tolerancia y la libertad de expresión en todos los ámbitos de la sociedad.

Podemos afirmar entonces que las ideas del liberalismo se conjugan con la tolerancia y a la vez su observancia es de la esencia de los fundamentos que dan forma a la República Liberal moderna, que adquiere sus bases en el pensamiento ilustrado, cuyo último fin es la protección del ser humano, su libertad y dignidad, que requiere defensores, guardianes e intérpretes.

* Augusto Parra Ahumada, presidente de Biobío en Marcha FREM