Una investigación interna del Ejército de Chile revelaría una serie de graves negligencias en el fallecimiento del conscripto Franco Vargas Vargas durante una marcha militar en el altiplano de Arica, ocurrido en abril de 2024.
El sumario abordaría cómo la falta de supervisión, errores en los protocolos de emergencia y castigos físicos contribuyeron a la trágica muerte del joven soldado.
En tanto, el sumario castrense estableció que el capitán Michael Fritz debía pasar a retiro «por la falta de control al no haber indagado o solicitado la información sobre el personal que se presentó con problemas para marchar el día 27ABR2024, entre los que se presentó el SLC FRANCO VARGAS VARGAS (QEPD), el incumplimiento de la Orden para la Marcha del Batallón de Instrucción… al no controlar las tareas del enfermero, así como su ubicación dentro de la marcha, al que tuvo que llamarlo por celular para que llegara al lugar desde donde posteriormente se entregaron los primeros auxilios al SLC VARGAS».
Del mismo modo, en el sumario se le reprochó a Fritz que no controlara el apoyo sanitario para brindar atención, incluyendo el estanque de oxígeno, a cualquier integrante de la columna que lo requiriese. Y también le representó que la evacuación de Franco Vargas no se realizara inmediatamente al Cesfam de Putre y se hiciera al puesto de enfermería de Pacollo, «cosa que hizo perder un tiempo valioso», según señala la vista fiscal del sumario.
El procedimiento, además, habría sido absolutamente en contra de la praxis médica para hipobaria (fala de oxígeno por desempeño en altura geográfica), que sugiere que ante signos de hipoxia por sobre los tres mil metros de altura geográfica, el afectado debe ser trasladado hacia zonas con menor altitud.
El sumario, además, cuestionó que Fritz no reportara a su superior la existencia de castigos físicos ordenados por el teniente Bjorn Wohllk, evidenciando con ello una falta de cumplimiento a sus deberes y negligencia en su actuar.
Los castigos del teniente
La investigación del Ejército acreditó la versión que dieron los reclutas, que pidieron terminar anticipadamente su servicio militar en la brigada tras la muerte de Franco Vargas. Varios de ellos coincidieron en que el teniente Wohllk aplicó severos castigos físicos a varios reclutas, haciéndolos vomitar exhaustos durante ejercicios no recomendados para una zona altiplánica caracterizada por la falta de oxígeno.
La resolución sancionatoria dispuso el retiro absoluto de Wohllk, al detectar que el oficial se extralimitó en sus atribuciones, y «no cumplir lo dispuesto en la Orden de Instrucción para la Fase de Formación de Combate (FOCO) año 2024… careciendo de prudencia y acierto al disponer castigos físicos de punta y codo a su Pelotón de Soldados Conscriptos recientemente acuartelados, durante el periodo de ambientación, en el Cuartel N° 1 de la Brigada Motorizada N° 24 «Huamachuco» en Putre, pelotón al que pertenecía el SLC FRANCO VARGAS VARGAS (QEPD), donde se desmayaron tres soldados conscriptos y uno se orinó, no demostrar preocupación por la salud del personal, al no haber tenido seguimiento del bienestar de sus soldados ni haber informado de los problemas que se presentaron durante el castigo físico».
Atando cabos
El sumario propuso poner fin a la carrera del cabo 1° y comandante subrogante de escuadra, Jorge Alvear Alvear, por no informar y no preocuparse por el estado de salud de Franco Vargas, quien presentaba lesiones en su mano, tos y desánimo antes de la marcha del 27 de abril.
La resolución estableció que el conscripto le hizo presente a Alvear que «no estaba ni se sentía en condiciones de marchar». Es más, la indagación le reprochó al suboficial que se había desentendido de la situación que afectaba al recluta, escudándose en que era el enfermero de combate quien decidía la nómina de los que marcharían el 27 de abril pasado. Junto con ello, le observó que no hiciera seguimiento, ni reportara este hecho a sus superiores, bajo la excusa de que tenía que asumir sus labores de conductor.
Como resultado de la investigación, cinco oficiales serían sancionados, incluyendo el retiro absoluto de tres de ellos. Entre las faltas más graves se encuentran:
- Falta de control médico: Los oficiales a cargo no supervisaron adecuadamente el estado de salud de los conscriptos durante la marcha, ni garantizaron la disponibilidad de equipos médicos esenciales como el oxígeno.
- Retraso en la atención médica: La evacuación de Franco Vargas al centro médico más cercano se demoró innecesariamente, lo que pudo haber agravado su condición.
- Castigos físicos: Uno de los oficiales fue sancionado por ordenar castigos físicos a los reclutas, incluyendo ejercicios extenuantes en condiciones de altura, lo que pudo haber debilitado a los jóvenes y aumentado el riesgo de lesiones.
- Falta de comunicación: Los oficiales no informaron de manera oportuna a sus superiores sobre los incidentes ocurridos durante la marcha, ni tomaron las medidas necesarias para proteger la salud de los conscriptos.
Un sistema bajo la lupa
El caso de Franco Vargas ha puesto en evidencia fallas sistémicas en los protocolos de seguridad y entrenamiento del Ejército de Chile. La muerte del joven conscripto ha generado una profunda conmoción en la opinión pública y ha llevado a exigir una investigación exhaustiva y sanciones ejemplares para los responsables.