Hace unos días se comenzó a difundir la presencia de la llamada “bacteria asesina”, la que habría provocado graves complicaciones a los pacientes que presentaban influenza, e incluso, como se ha informado, su fallecimiento. El Streptococcus Pyogenes puede producir un amplio espectro de enfermedades como faringitis aguda, inflamación de ganglios en la zona del cuello, amigdalitis purulenta o infecciones de la piel, acompañadas de fiebre, enrojecimiento, calor local y dolor, lo que puede llegar a provocar infecciones graves y de riesgo vital.
Según lo reportado por el Ministerio de Salud, se han confirmado 191 cepas, lo que representa un aumento importante de esta infección en comparación al año 2023. Por lo anterior, hay que poner énfasis en que las infecciones virales como la influenza pueden debilitar el sistema inmunológico, aumentando la susceptibilidad a infecciones secundarias como las causadas por el Streptococcus Pyogenes. La combinación de ambas infecciones puede llevar a complicaciones graves. Los grupos más afectados o de mayor riesgo son los niños, preescolares, escolares y adultos mayores, quienes podrían presentar infecciones más graves como neumonías, meningitis, entre otras.
La vía de transmisión principalmente es a través de gotitas respiratorias o el contacto directo con personas y superficies infectadas. Las personas deben contemplar que hay signos y/o síntomas de alarma, que si se presentan es necesario consultar en los centros de urgencia. Los más frecuentes son: fiebre mayor a 38,5°C y dolor intenso de garganta o en la piel, dolor de cabeza; las infecciones de la piel se presentan principalmente alrededor de nariz y boca, con lesiones de ampollas costrosas amarillentas, que producen dolor y picazón de la zona afectada. El tratamiento habitual es con antibióticos, los que deben ser indicados por el médico. En este punto se debe hacer especial énfasis en lo importante que es no automedicarse y cumplir a cabalidad los días de tratamiento, para evitar recaídas o las complicaciones antes mencionadas.
Finalmente, la educación cumple un rol fundamental, ya que nos permite estar un poco más tranquilos, pero alertas, siendo rigurosos con las medidas de prevención y detección oportuna. Es fundamental realizar el tratamiento adecuado e indicado por el médico. También debemos ser estrictos en el lavado de manos frecuente, con agua y jabón, en especial antes de preparar y consumir alimentos, y después de toser o estornudar. Asimismo, se deben limpiar y ventilar los ambientes en las casas y las personas con signos y síntomas de influenza deben usar mascarilla. Se recomienda toser o estornudar sobre el pliegue del codo y, si hay síntomas, mantener reposo, los niños no deben asistir al colegio y los mayores no deben acudir a sus trabajos.
* Roxana Millán Flores, académica de Enfermería de la Universidad San Sebastián