Moscú, sábado 23 de marzo de 2024. Este es un ataque que se ejecuta después de una serie de amenazas y supone una represalia de la organización yihadista ante la participación de Rusia en los conflictos de Siria y del Sahel africano.
El brutal atentado terrorista perpetrado por Estado Islámico en la sala de conciertos Crocus City Hall de Krasnogorsk, a las afueras de Moscú, dejó un saldo de más de 115 muertos y un centenar de heridos, según el balance provisorio del Comité de Investigación de la Federación Rusa.
Videos compartidos en redes sociales muestran a los asistentes al concierto del grupo Piknik huyendo del lugar en medio del terror, mientras una densa nube de humo negro se eleva desde el edificio. Imágenes difundidas por la agencia Amaq, órgano de propaganda del Estado Islámico, muestran a cuatro terroristas irrumpiendo en la sala y abriendo fuego indiscriminadamente contra la multitud.
Las fuerzas de seguridad aún buscan a los responsables, mientras se realizan las tareas de rescate y evaluación del edificio. El gobernador de la región, Andréi Vorobiov, ha creado una unidad de trabajo especial para controlar la situación.
El presidente Vladimir Putin ha expresado su pésame a las víctimas y ha agradecido la labor de los médicos. La comunidad internacional ha condenado el ataque, calificándolo de «terrible» y «odioso».
Este es el peor atentado terrorista en Rusia en dos décadas y ha generado gran conmoción en el país. Las autoridades han extremado las medidas de seguridad en la capital y han suspendido todas las actividades masivas.
El ataque se produce después de que la Embajada de Estados Unidos en Rusia emitiera un comunicado alertando sobre la inminencia de un atentado. Putin había calificado estas advertencias como «un intento de intimidar y desestabilizar nuestra sociedad».
El Estado Islámico ha reivindicado el ataque. Este hecho pone de relieve la amenaza que sigue representando el terrorismo en el mundo.
Lo más probable es que la cifra de víctimas aumente en las próximas horas.
