Ladridos de gato

Resulta habitual encontrar en la prensa la queja del oficialismo en contra de la maldadosa conducta de una “derecha” que impide las mejores pensiones que el Gobierno dice que producirá con la Reforma Previsional. ¿Serán tan buenos los unos, y tan malos los otros?

Veamos los siguientes tres aspectos:
1.- De forma altisonante se anuncia el fin de las AFP, porque -ahora- con la letra “c” del inciso 1° del artículo 2, la propuesta del Gobierno manifiesta que -en adelante- las AFP se llamarán “Inversores de Pensiones Privados”, o sea, el mismo perro con diferente correa.
2.- Merced a esta Reforma, los que todavía viven de un sueldo y que entregan el 10% de éste a la “rentabilidad negativa” de las AFP, el artículo 5 de la propuesta alza a 10,5% el aporte de la “gallá” a los Inversores de Pensiones Privados, o sea, menos capacidad de gasto en el sueldo… más platita para los Inversores Privados.
3.- Antes de esta Reforma, del sueldito había que pagarle una comisión a las AFP. En consecuencia, esta “industria” dejaba de ganar plata cuando el afiliado quedaba cesante.

Ahora, y en adelante, el inciso 1° y 7° del artículo 7 de la propuesta gubernamental otorga a las Inversores de Pensiones Privados el derecho a “fijar libremente” su comisión contra el total del capital del afiliado y no contra la remuneración. Así es como la nueva ley protegerá la expectativa de ganancia de la “industria”, cuando la cesantía afecte al cotizante. A porfía se promociona que estas Reformas mejoran las actuales pensiones. ¿Usted divisa cómo?

Para agravar más las cosas, a quienes todavía “no los pilla la edad” y tienen pega, el tema no les preocupa porque la vejez sólo afecta a los viejos… y viejas. El impuesto del 6% al trabajo, va a quedar resuelto en cuanto la élite política acuerde la repartija. Los dirigentes sindicales “mueren en la rueda” para no hacerle “olitas” a su Gobierno. Los pusilánimes, miran al cielo -bobaliconamente- y resignadamente sentencian que, cuando Dios no quiere, los santos no pueden.

O sea… casi no es tema.

En esta Reforma Previsional, nuestros representantes republicanos, comunistas, fauna acompañante y ornitorrincos políticos, nos permiten asistir a un espectáculo “gatopardista”, en el que -con ladridos de gato y aparente afán- buscan que esto cambie… para que el sistema pueda seguir igual. ¿O no?

* Jorge Retamal Villegas, Asistente Social

Respetado lector, y si aún no acepta que nos están viendo la cara, espere a que le cuente cómo es que está pactado traspasar miles de millones de dólares al negocio privado (y extranjero) de las rentas vitalicias).