La embarcación británica y de bandera de Belice, “Rubymar”, que terminó hundiéndose en el mar Rojo tras ser atacado por los rebeldes hutíes de Yemen hace dos semanas, transportaba 21.000 toneladas métricas del fertilizante químico sulfato de amonio.
21.000 toneladas de amenaza: El «Rubymar», un barco británico con bandera de Belice, yace en el fondo del Mar Rojo tras un ataque de los rebeldes hutíes de Yemen hace dos semanas. Su carga: 21.000 toneladas métricas de sulfato de amonio, un fertilizante químico altamente tóxico, ahora liberando un peligro invisible.
Contaminación inminente: El Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM) advierte sobre el «riesgo medioambiental» que representa el «Rubymar». El sulfato de amonio podría contaminar las aguas, envenenando la vida marina y creando una zona muerta. Además, el barco hundido se convierte en un «peligro de impacto» para los buques que navegan por las concurridas rutas marítimas del Mar Rojo.
Amenaza en expansión: Estados Unidos, líder de la coalición naval en la región, denuncia a los hutíes como una «amenaza cada vez mayor para las actividades marítimas mundiales». Desde noviembre, han atacado 50 barcos, siendo el «Rubymar» el primero en sucumbir.
Catástrofe sin precedentes: El Gobierno de Yemen, enfrascado en una lucha contra los hutíes, califica el hundimiento como una «catástrofe medioambiental sin precedentes». Las condiciones climáticas y la falta de respuesta internacional sellaron el destino del barco y su peligrosa carga.
Tripulación a salvo, futuro incierto: Los 24 miembros de la tripulación, de diversas nacionalidades, fueron evacuados a Yibuti. Sin embargo, la tragedia del «Rubymar» deja un futuro incierto en el Mar Rojo. La tensión aumenta y el riesgo de una catástrofe ambiental es real.
Un llamado a la acción: La comunidad internacional debe actuar con rapidez para evitar que la tragedia del «Rubymar» se repita. La seguridad en el Mar Rojo, una ruta vital para el comercio global, está en juego.