Alzando vuelo: De piloto civil a Miss Universo, Francisca Lavandero de Los Ángeles, entre las 28 jóvenes chilenas aspirantes al certamen

Francisca Lavandero (24), ha emprendido un camino único en su vida: ser piloto de aviones y ahora aspirar a convertirse en la representante de Chile en Miss Universo. Forma parte del selecto grupo de 28 jóvenes que compiten por esta oportunidad en el certamen de belleza más importante del mundo.

La inquietud por lo diferente la llevó a considerar ser azafata, pero su familia la desafió a mirar más alto y emprender el camino de piloto. Tras estar en la Fuerza Aérea, ahora se encuentra a punto de completar su formación comercial en Golden Eagle.

Más allá de volar aviones, Francisca tiene otra misión: inspirar a otras mujeres. En cada concurso de belleza donde participa, como Miss Tourism Ambassador, Miss Grand Internacional y Miss Aura Internacional, aprovecha para visibilizar la presencia femenina en la aviación, un rubro donde las mujeres aún son completa minoría.

«Siempre ha sido mi motivación mostrar esta carrera, que las mujeres podemos ser pilotos», afirma con convicción. Sus redes sociales se han convertido en una plataforma para empoderar a otras y demostrar que el cielo no tiene límites.

Ahora, Francisca se lanza a un nuevo desafío: representar a Chile en el Miss Universo. Seleccionada entre 28 candidatas, se prepara para las diferentes actividades previas a la gran final del 7 de julio.

«Desde los primeros días de marzo tendremos actividades para conocernos y que la prensa nos conozca. También habrá una votación popular para elegir a una de las 10 finalistas», adelanta con entusiasmo.

Su mensaje para las mujeres y niñas es muy contundente: «Motívense a hacer lo que quieran. El cielo no es el límite. Lo que quieran lograr, lo pueden lograr».

Francisca Lavandero, la piloto que sueña con brillar en el Miss Universo, es un ejemplo de arrojo, talento y lucha por romper paradigmas. Su historia es un recordatorio de que los sueños, como los aviones, pueden llevarnos a lugares insospechados, siempre que tengamos las alas suficientes para volar.