¿Qué sabemos sobre el cáncer? Mucho se ha avanzado en su conocimiento en los últimos 50 años, no obstante, no se vislumbra una cura definitiva. Lo primero es decir que no existe solo un tipo de cáncer, sino que muchas enfermedades distintas, cuyo origen es un grupo de células que pierde su capacidad de autorregulación para contener su crecimiento e invade el tejido desde el que se originan (lo que le da el nombre específico al tipo de enfermedad tumoral). Estas células pueden eventualmente viajar a otros sitios del cuerpo, generando las llamadas metástasis que agravan aún más la condición del paciente.
También sabemos que en su origen se encuentran involucrados los genes, con múltiples formas de mal funcionamiento, que van dañando la estructura celular y perpetuando la estirpe tumoral. ¿Qué causa la alteración genética? En algunos casos se ha determinado la asociación a infecciones virales, en otros la exposición a mutágenos ambientales, como la radiación ultravioleta, y especialmente a sustancias presentes en los alimentos. Mas en muchos tipos de enfermedad neoplásica no es posible reconocer el factor causal.
Asimismo, la reacción de nuestro organismo, especialmente del sistema inmunológico, puede modificar la expresión de la neoplasia, lo que hace que cada paciente oncológico, si bien comparte características con otros, es único en su relación con la enfermedad. ¿Qué papel pueden tener las emociones o pensamientos sobre la génesis de la enfermedad tumoral? No es posible saberlo, ya que estudios al respecto son muy complejos de hacer y pueden tener reparos éticos importantes. Sin embargo, en la observación de muchos casos de pacientes con enfermedad tumoral, se advierte una relación entre la disposición anímica y la evolución de aquella, por ejemplo, en la reaparición de una enfermedad que parecía controlada luego de una situación de alteración psíquica importante. Por otra parte, durante los tratamientos de quimioterapia es conocida la buena evolución de aquellos pacientes con una actitud proactiva y serena.
No es posible asociar la aparición de una enfermedad tumoral a un determinado tipo de personalidad o a una específica disposición del ánimo, o a la presencia de conflictos emocionales; más cuando la enfermedad ya se encuentra presente, estos fenómenos pueden influir en su evolución.
Es evidente constatar que la disposición espiritual le aporta, a aquellos que son creyentes, una forma especial de enfrentar este trance, pero también algunas personas que no reconocen algún tipo de creencia logran sobrellevar con entereza y serenidad la enfermedad.
Quizás el encuentro con una de las enfermedades más devastadoras de nuestros tiempos coloca a los pacientes en una situación misteriosa y paradojal, donde se puede advertir que muchos perdonan su enfermedad, dándole un sentido. No nos olvidemos nunca de pedir y dar perdón. Puede ser la única terapia efectiva cuando la ciencia no puede aportar más respuestas.
* Dr. Fernando Chuecas Saldías, médico oncólogo, magíster en Humanidades y director del Departamento de Bioética U. San Sebastián