La Violencia: un fenómeno complejo con impactos devastadores

La violencia es un fenómeno omnipresente y complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo, con efectos que se extienden más allá del daño físico inmediato. Impacta profundamente en la salud mental de las personas y puede causar cambios duraderos en el cerebro.

Las formas en las que la violencia emerge y se manifiesta son diversas, como las guerras, la violencia interpersonal, la violencia social, la urbana, inclusive aquella autoinfligida. Las consecuencias a diferentes niveles son devastadoras para los individuos y las sociedades.

La violencia no es un comportamiento simple o directo como puede aparentar y a veces ser explicado. Por el contrario, puede ser influenciada por una variedad de factores, como biológicos, psicológicos, sociales, culturales y ambientales.

Factores causales

Según la ciencia, la violencia está controlada por el cerebro. La biología de la ira y la agresión es a menudo la causa raíz de la mayoría de este comportamiento.

En cuanto a lo neurobiológico, algunos factores causales comunes de la violencia incluyen:

  • Predisposición genética: Algunas personas pueden heredar genes que las hacen más propensas a la agresión o la impulsividad. Por ejemplo, los estudios han encontrado que ciertas variantes del gen MAOA, que regula el metabolismo de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, se asocian con un mayor riesgo de comportamiento violento.
  • La estructura y función cerebral: Algunas regiones y circuitos están involucrados en la regulación de las emociones, los impulsos y los juicios morales. El daño o disfunción en estas áreas pueden afectar la capacidad de controlar o inhibir los impulsos violentos. Por ejemplo, la investigación ha demostrado que las estructuras cerebrales como la corteza prefrontal, la amígdala, el hipocampo y la corteza cingulada anterior a menudo están afectadas en individuos violentos.

Impacto en el cerebro

La exposición a la violencia, ya sea directa o virtual, puede alterar los niveles y la actividad de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y el GABA, que modulan el estado de ánimo, la motivación y la inhibición.

Un ejemplo de esta interrelación bidireccional entre violencia y cerebro es la estudiada en los cambios en este órgano frente a la violencia en los videojuegos. Un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana examinó a jóvenes de sexo masculino y la exposición a estos juegos. El estudio encontró alteraciones visibles en las resonancias magnéticas cerebrales después de solo una semana de jugar un videojuego violento.

En el estudio se observa una disminución significativa en la activación de las porciones prefrontales del cerebro, que están involucradas en la inhibición, concentración y autocontrol, y una mayor activación de la amígdala, una región asociada con la excitación emocional. Estos hallazgos sugieren que la exposición a medios violentos puede causar cambios en la función cerebral que pueden estar vinculados al comportamiento agresivo.

Impacto en la salud mental

La violencia puede causar trastornos mentales como depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, ideación suicida o inclusive asociarse al abuso de sustancias. El efecto del estrés en el sistema nervioso puede cambiar literalmente cómo este se forma y se conecta. Esto puede llevar a problemas cognitivos y de comportamiento, particularmente en niños expuestos a la violencia.

Los niños expuestos a la violencia pueden tener dificultades para aprender, concentrarse y recordar. También la violencia puede afectar las habilidades sociales y emocionales, como la empatía, la confianza o la cooperación.

Además, la violencia puede aumentar la probabilidad de participar en comportamientos riesgosos o antisociales, como el abuso de sustancias, la delincuencia o la violencia.

Conclusiones

El impacto de la violencia en el cerebro es un área crítica de investigación que tiene implicancias significativas para la salud pública, la educación y la política social.

Comprender los efectos neurológicos y psicológicos puede informar las intervenciones para apoyar a las víctimas de la violencia y el camino del abordaje de algo que es una epidemia mundial.

Para comprender el entramado de la violencia el modelo del sociólogo y matemático noruego Johan Galtung sigue siendo válido. Allí tenemos tres componentes:

  • Violencia directa: es la más visible y se concreta con comportamientos y responde a actos de violencia.
  • Violencia estructural: se centra en el conjunto de estructuras que no permiten la satisfacción de las necesidades y se manifiesta, precisamente, en la negación de las miesmas, puede ser la causa subyacente de la “fase de acumulación de tensión” social, por ejemplo.
  • Violencia cultural: la cual crea un marco legitimador de la violencia y puede ser la causa subyacente.

En conclusión, la violencia es un fenómeno complejo que requiere un abordaje integral que considere los factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales.