Netflix lanzó al tacho de la basura una producción cuya inversión alcanzó los 55 millones de dólares tras el comportamiento errático del director, Carl Erik Rinsch.
Rinsch, quien solo había dirigido una película antes, «47 Ronin: La leyenda del samurái», había sido contratado por Netflix en 2018 para dirigir una serie sobre una mente brillante que inventa una especie cuasi humana llamada Inteligentes Orgánicos.
Rinsch atrajo el interés de Amazon, HBO, Hulu, Netflix, Apple y YouTube. Amazon parecía decidido a quedarse con la propuesta del director británico. Sin embargo, Netflix compró el proyecto al realizador en el último minuto, convencido de que tenía el potencial para convertirse en una franquicia de ciencia ficción tan exitosa como “Stranger Things”.
Sin embargo, poco después de firmar el contrato, el comportamiento de Rinsch se volvió errático. Se volvió agresivo con el equipo de producción, hizo apuestas arriesgadas en el mercado de valores y gastó millones de dólares en ropa de diseñador y autos de lujo.
Netflix intentó rescatar el proyecto, pero en marzo de 2021 decidió cancelarlo.
Ahora, Rinsch está demandando a Netflix por 14 millones de dólares, alegando que la empresa incumplió su contrato.
La historia de la serie cancelada de Netflix es una muestra de los riesgos que conlleva invertir en proyectos de alto presupuesto con directores novatos.
Netflix, que ha sido criticada por su falta de control de calidad en algunas de sus producciones, tendrá que aprender de esta experiencia para evitar que vuelva a suceder.