La mitad de los jóvenes chilenos presentan síntomas de depresión, más de 40% de estrés y más del 50% de ansiedad, según un estudio publicado por la revista Frontiers in Psychiatry.
Estas cifras fueron presentadas en el 1° Congreso Internacional «Educación Emocional: Desafíos y Oportunidades», realizado en la sede Concepción de la Universidad Andrés Bello.
El estudio fue liderado por Jonathan Martínez Líbano, doctor en Psicología, director del Magíster en Educación Emocional y Convivencia Escolar y miembro del claustro académico del doctorado en Educación y Sociedad de la UNAB.
Martínez Líbano también se refirió a la salud mental de los profesores, señalando que «el 43% de los profesores chilenos está agotado».
«Es evidente que, además, este porcentaje puede llegar a un estrés crónico, ansiedad y a depresión y eso tiene una repercusión tremenda considerando el número de niños con los que interactúa un profesor cada día», reflexionó.
Estas cifras, según Martínez Líbano, se expresan en situaciones ocurridas en el país recientemente, como la crisis en Atacama o el aumento en las denuncias por acoso, hostigamiento, violencia y agresión en el contexto educativo.
«Existe un grave problema de salud pública que, si no lo afrontamos, vamos a continuar teniendo, lamentablemente, mayores indicadores de suicidio o situaciones tan complejas como las que vemos en las noticias, en que un alumno golpea a un profesor porque le dijo algo, o agresiones de parte de apoderados», manifestó.
Educación Emocional como solución
«Las personas necesitamos estar bien y para hacerlo hay que aprender a valorar lo que tenemos, a luchar con las herramientas que poseemos para sentirnos valorados, queridos, protegidos y cuidados en un ambiente de respeto y en el que cada persona pueda disfrutar», señaló Nelly Lagos, académica de la Facultad de Educación y Humanidades de La Universidad del Bío Bío sede Chillán.
Asimismo, Juan Pablo Salinas, docente de Psicología de UNAB Concepción y parte de la organización del congreso, destacó la importancia de la Educación Emocional, cuya «finalidad es educar para la vida, más aún después del retorno a la presencial por la Pandemia».
«Hay datos que señalan que la emergencia sanitaria vivida por el Covid 19 va a tener un impacto de 5 a 10 años, por lo tanto, va a llegar un momento, dentro de ese periodo, en que esas generaciones van a tener dificultades importantes en su desarrollo socioemocional», advirtió el psicólogo.
«La generación que hoy está llegando a la educación superior estaba en primero o segundo medio en los años de confinamiento y esa etapa que vivieron aislados es clave en la adolescencia, porque tiene que ver con la regulación emocional concretamente», agregó.
Para Salinas, se requiere «de políticas públicas que vayan orientadas a la prevención».
«Efectivamente se ha avanzado bastante, tenemos una mirada distinta hoy día producto de la pandemia, pero todavía es muy academicista, muy centrada en los desarrollos más bien cognitivos del aprendizaje y del desarrollo humano y tenemos que ir avanzando hacia este nuevo paradigma», afirmó.
Mejorar el acceso a orientación, capacitar o tener a personal de convivencia escolar más preparado, potenciar desde la dirección de los establecimientos avances en tema de salud mental son parte de las necesidades expresadas durante el encuentro.
Congreso
El evento organizado por Psicología UNAB, la Universidad del Bío Bío y la carrera de Trabajo Social de la Universidad de las Américas contó con diversos expositores que abordaron temas como Absentismo escolar, a cargo de la Profesora Titular en el Departamento de Psicología Evolutiva y Didáctica de la Universidad de Alicante, Carolina Gonzálvez Maciá; «El perfeccionismo como variable personal que afecta el aprendizaje», en voz de la autora de seis libros y más de 80 publicaciones científicas, María Vicent Juan, y «Estado emocional de los estudiantes postpandemia y su relación con la educación emocional», de Jonathan Martínez Líbano y María Mercedes Yeomans.
Nelly Lagos, presidenta del comité organizador, destacó la alta convocatoria lograda, al mismo tiempo que la presencia tanto de expositores como de asistentes de distintos países para nutrir la reflexión y contagiarse en el desafío de llevar la educación emocional a las aulas.