* En el mensaje conclusivo de la 128ª Asamblea Plenaria, los obispos de la Conferencia Episcopal de Chile abordaron diversos temas de la contingencia social y eclesial, tanto en nuestro país como en el mundo entero. En su declaración, reunido el Episcopado esta semana en la Casa de Retiros “Alvernia” de la Orden Franciscana, en San Francisco de Mostazal, se refirieron -entre otros hechos repudiables- a la corrupción, la violencia y la criminalidad, llamando a fortalecer el tejido social.
Frente a la propuesta de Constitución señalan que «es tiempo de acuerdos y no divisiones», y convocan a participar y votar discerniendo en conciencia. También animan a imaginar un futuro diferente para la Iglesia y el mundo, al hacer ecos del Sínodo sobre la sinodalidad, la reciente exhortación del Papa Francisco ante la crisis climática y la primera Jornada Nacional de la Juventud. Dirigen también sus oraciones por Tierra Santa, pidiendo fin a la espiral de terror y sufrimiento.
Animar la esperanza y fortalecer el tejido social
En el primer punto de su mensaje, los pastores manifiestan su preocupación ante las situaciones de corrupción y el aumento de la violencia y la criminalidad, enfatizando que “Junto con combatir con decisión el delito, es indispensable animar la esperanza, fortalecer el tejido social, atender a la calidad de vida y a la reparación del daño que el narcotráfico y la pobreza producen en tantos niños, jóvenes y familias de nuestro país”, agregando que desde “nuestras comunidades cristianas, y en colaboración con otras organizaciones sociales, queremos contribuir a enfrentar este urgente desafío, expresando ese compromiso de fe y solidaridad que tantas veces los grupos de Iglesia saben mostrar ante las necesidades de los demás”
Ante Propuesta de Constitución: discernir y votar en conciencia
Frente al próximo plebiscito del 17 de diciembre, los obispos señalan que buscan colaborar en la construcción de puentes de encuentro y diálogo entre los diversos sectores de la sociedad que priorizan el bien común. “Reiteramos que es tiempo de acuerdos, no de divisiones, y confiamos en que participen activamente todos quienes deben votar”, afirma el Episcopado, anticipando que en los próximos días entregarán un documento para el discernimiento de las comunidades.
Sínodo Sinodalidad: Fortalecer procesos de escucha y diálogo comunitario
Respecto del Sínodo convocado por el Papa Francisco, se destaca la participación de mujeres y laicos con voz y voto, valorando que se experimentó sed de unidad. “Nos damos, así, la oportunidad de imaginar un futuro diferente para la Iglesia y fortaleceremos los procesos de escucha, de diálogo y de discernimiento comunitario que venimos desarrollando, en los que todos y cada uno puedan participar y contribuir”, afirman.
Alegría ante la primera Jornada Nacional de la Juventud
Sobre el inédito encuentro que se desarrollará en enero de 2025 en La Serena, los obispos anhelan que los jóvenes que participen “animados por el Espíritu ayuden a renovar la Iglesia y construyan un país más justo y solidario, cuidando la Casa Común, abrazando a los pobres y marginados, y siendo testigos del amor de Dios”.
Crisis climática: La vida es insostenible sin las demás criaturas
Como un mensaje profético catalogan los obispos la reciente Exhortación “Laudate deum” del Pontífice, afirmando que “la vida humana no se puede comprender ni sostener sin las demás criaturas”, uniéndose a la advertencia que el mundo se va acercando a un punto de quiebre.
Fin a la espiral de terror y sufrimiento en Tierra Santa
“Miramos con misericordia la tierra que fue el hogar terrenal de Jesús. Dirigimos nuestras oraciones a Dios por las víctimas, así como a sus familias y comunidades”, expresan los pastores, añadiendo: “Pedimos el fin de la espiral de terror y sufrimiento de la guerra en Tierra Santa, en Oriente Medio, en Ucrania, y en tantos conflictos olvidados, que viven horas de terror y angustia. ¡Que la paz y la justicia florezcan de nuevo en todos estos lugares!”. Al concluir sus palabras, los obispos señalan que en este tiempo dedicado a Nuestra Madre, la Virgen María, sea oportunidad para que ella nos acompañe y proteja, asumiendo con confianza su llamado: “Hagan lo que Él les diga” (Jn 2,5).