La región del Biobío se destacó en la última versión de los Premios Avonni, al obtener dos galardones en las categorías Minería y Metalurgia e Innovación Social.
1.- Avonni Campomar ISA INTERVIAL – Rootman
En la categoría Innovación Social, el premio fue otorgado al emprendimiento Rootman de Concepción, que produce un innovador aislante térmico, acústico, ignífugo y permeable al vapor, hecho a base de raíces de gramíneas.
El aislante, que no requiere de maquinaria pesada, no genera desechos y absorbe CO2, tiene un alto potencial para contribuir a la construcción sustentable.
Roberto García, gerente general de Rootman, asegura que el aislante se produce a partir del cultivo de gramíneas, que se cultivan en camas hidropónicas.
“El proceso es muy eficiente en el uso de agua y energía. El aislante tiene una vida útil de 50 a 100 años, por lo que su impacto ambiental es muy positivo”, señaló García.
Es un innovador aislante térmico, acústico, ignífugo y permeable al vapor, hecho a base de raíces de gramíneas, que no requiere de maquinaria pesada, no genera desechos y absorbe CO2. Su principal propósito es detener el calentamiento global y crear un futuro sustentable, bajando la cantidad de residuos y la huella de carbono.
A partir del cultivo de gramíneas, los creadores de este emprendimiento lograron producir, en palabras de ellos, un “colchón radicular” para ser utilizado en la industria de la construcción, y que cuenta con muy bajo consumo de agua y energía. Además, el aislante logra cumplir con cuatro principios que lo convierten en un producto de alta calidad: el mejor aislante térmico del mercado, excelente aislante acústico, alta resistencia al fuego y alta permeabilidad al vapor. Invitado por el gobierno de Dinamarca, el filósofo y agrónomo Roberto García viajó hasta ese país a un curso de economía alternativa en 2010. De esa experiencia sacó la idea de producir pasto hidropónico para animales cuando regresó a Chile. Por entonces García tenía una empresa en Santiago, la vendió y se mudó a Los Ángeles a probar suerte con una pequeña planta para producir pasto hidropónico.
Sin embargo, la nueva aventura no prosperó cuando el precio de la leche creció como la espuma, con lo cual nadie quería invertir en proteína para animales. En ese instante vio que le sobraban bloques radiculares que no tenían uso. Lo primero que imaginó que hacer madera a partir de ese material. Todo cambió cuando vio los resultados de los análisis de materialidad.
“Me di cuenta que esto era un súper buen aislante. Postulé a un Fondo de Investigación Agropecuaria (FIA) para desarrollar la tecnología. Nosotros compramos el grano o la semilla, y la idea era gastar toda la energía en producir raíces. Así, cambiamos la polaridad de la semilla, que viene programada para tener un 70 por ciento de foliar y un 30 por ciento de raíces; nosotros la cambiamos a 70-80 por ciento de raíces y un 20 por ciento de foliar”, explica Roberto García, quien así fundó el emprendimiento Rootman en 2017, para luego iniciar las ventas al año siguiente.
Claro que, antes de que todo caminara miel sobre hojuelas, la empresa hubo de sortear varios traspiés. “Se nos pudrían las mezclas, no nos funcionaba, hasta que después de un buen tiempo llegamos a una mezcla para un sistema que funcionara siempre igual. Y eso fue lo que patentamos: el proceso”, agrega García, gerente general de Rootman. La tecnología está patentada internacionalmente.
Sobre el material que cultivan, García explica que han trabajado con avena y cebada, pero en general son gramíneas: “Podríamos hacerla con trigo, pero el trigo se va el 90 por ciento a alimentación humana, mientras que la avena y la cebada se van a alimentación animal. Pero esto tiene 50 o 100 años para seguir creciendo. Incluso gramíneas que son malezas podrían funcionar si se tratan a nivel industrial”.
2.- Categoría Minería y Metalurgia –Producción de cobre no metálico cero emisiones y residuos
Este premio fue otorgado al equipo de la Universidad de Concepción por su desarrollo de una nueva tecnología para la producción de cobre metálico, que permite recuperar virtualmente la totalidad de los metales presentes en los concentrados sin generar gases ni residuos sólidos y líquidos.
El proceso, que opera en reactores cerrados y fase sólido-gas, consume 50% de la energía que un proceso tradicional y elimina todo uso de combustible fósil, lo que sumado al uso de hidrógeno verde y uso de electricidad de origen renovable, lo hace una tecnología con huella de carbono cero o incluso «negativa».
Este desarrollo tecnológico opera en reactores cerrados y fase sólido-gas, por lo que no hay fases fundidas que generen emisiones fugitivas de gases que contienen dióxido de azufre. Al mismo tiempo, permite valorizar todo el concentrado, pues además de producir un cobre anódico con metales nobles, recupera todo el molibdeno y genera productos comerciales de hierro- en la forma de magnetita – y de sílice de alta pureza, terminando así con la generación de escoria o residuo, pasivo ambiental de gran magnitud en nuestro país, donde hoy por cada tonelada de cobre que se produce, se genera entre 0,8 y 1,2 toneladas de escoria.
El proceso consume 50% de la energía que un proceso tradicional y elimina todo uso de combustible fósil, lo que sumado al uso de hidrógeno verde y uso de electricidad de origen renovable, lo hace una tecnología con huella de carbono cero o incluso «negativa», por los excedentes de vapor a alta presión que genera, lo que se puede convertir en energía limpia.
Esta tecnología, que está en un desarrollo a nivel semi-piloto (o TRL 5) está iniciando su proceso de escalamiento para avanzar a una planta de nivel piloto que será construida en la Universidad de Concepción, en la Planta Piloto de Metalurgia Química Dr. Igor Wilkomirsky , del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Ingeniería de la UdeC, que además cuenta con una patente nacional otorgada en marzo recién pasado, iniciado también el proceso de patentamiento internacional en 10 países con mercados de cobre.
Este es un proyecto estratégico que permite demostrar que es posible hacer ciencia de excelencia y formar capital humano avanzado y, al mismo tiempo, desarrollar innovaciones que lleguen al mercado. Es una tecnología con mercado global cautivo que puede posicionar internacionalmente a la región como un motor de innovación en sustentabilidad.
Se trata de un proceso tecnológico disruptivo que usa hidrógeno verde y elimina completamente el uso de combustibles fósiles y la generación de residuos, que está siendo desarrollado por el grupo de metalurgia química, que lidera el Dr. Igor Wilkomirsky Fuica, de la Facultad de Ingeniería de la casa de estudios.el trabajo que está realizando la UdeC cumple a cabalidad con los lineamientos estratégicos de la Corporación de Fomento, ya que se trata de una tecnología desarrollada en Chile, en base a I+D y que grafica el talento de las universidades que abordan desafíos concretos de la industria.
De igual forma, permite avanzar hacia la generación de productos más sofisticados y de mayor valor agregado para la economía nacional y contribuir a la reducción de emisiones del sector minero y a la lucha contra el cambio climático. Estos atributos la hacen de alto valor estratégico para el país y por ello desde Corfo manifestaron su disposición a apoyar su escalamiento y pilotaje.
De igual manera, desde Codelco aseguraron que esta tecnología es de alto interés para la minería nacional y en especial para sus operaciones, pues permitiría mejorar la competitividad y, sobre todo, resolver los desafíos de sustentabilidad de las actuales fundiciones de cobre.
El Dr. Igor Wilkomirsky Fuica, líder del equipo de investigación, destacó que esta tecnología tiene un gran potencial para contribuir a la reducción de emisiones del sector minero y a la lucha contra el cambio climático.
“Esta tecnología es un hito para la minería chilena, ya que representa un cambio radical en la manera en que se produce el cobre. Permite eliminar la generación de escoria, que es un pasivo ambiental de gran magnitud, y reducir significativamente el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero”, señaló Wilkomirsky.
Los premios Avonni son entregados anualmente por ForoInnovación, en conjunto con el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, TVN y El Mercurio. Los galardones reconocen a las mejores iniciativas de innovación en Chile, en las categorías de Minería y Metalurgia, Energía, Industria, Salud, Alimentos, Servicios, Innovación Social y Innovación Global.