Gaza es hoy un cementerio de niños: Cerca de 3.500 han muerto en los bombardeos y hay 1.000 desaparecidos

Gaza se ha convertido en un «cementerio» para los niños, aseguró este martes un responsable de UNICEF, al informar que más de 3.450 muertos bajo los bombardeos y más de un millón se enfrentan a una grave escasez de artículos de primera necesidad y a traumas de por vida. Por su parte, el responsable de coordinar la ayuda humanitaria de la ONU, Martin Griffiths, que visitó días atrás Israel y los territorios palestinos ocupados, habló por teléfono con familias de Gaza desde Jerusalén el martes, y dijo que lo que han soportado desde el comienzo de las represalias de Israel por los mortíferos ataques de Hamás del 7 de octubre es «más que devastador.. Cuando una niña de ocho años te dice que no quiere morir, es difícil no sentirse impotente», escribió en la plataforma social X, antiguamente conocida como Twitter.

Niños enterrados bajo los escombros

“Según los informes, ya han muerto más de 3.450 niños. Resulta asombroso que esta cifra aumente significativamente cada día. Gaza se ha convertido en un cementerio de niños. Es un infierno para todos los demás”, declaró el martes en Ginebra James Elder, portavoz del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). Otros 1.000 niños han sido reportados como desaparecidos y podrían estar atrapados o muertos bajo los escombros, a la espera de ser rescatados o recuperados, dijo la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA). Su portavoz, Jens Laerke, dijo que es «casi insoportable pensar en niños enterrados bajo los escombros con muy pocas posibilidades de sacarlos».

Décadas de trauma por delante

«Las amenazas van más allá de las bombas y los morteros», subrayó James Elder, de UNICEF. Las muertes infantiles por deshidratación son «una amenaza creciente» en el enclave, ya que la producción de agua de Gaza se sitúa en el 5% del volumen necesario debido a que las plantas desalinizadoras no funcionan, están dañadas o carecen de combustible. Cuando por fin cesen los combates, los costes para los niños «se dejarán sentir durante décadas», afirmó, debido a los terribles traumas a los que se enfrentan los supervivientes. Elder citó el ejemplo de la hija de cuatro años de un miembro del personal de UNICEF en Gaza, que ha empezado a autolesionarse debido al estrés y el miedo diarios, mientras que su madre dijo a sus colegas: «No puedo permitirme el lujo de pensar en la salud mental de mis hijos, primero necesito mantenerlos con vida».

Elder reiteró los llamamientos, «en nombre de los 1,1 millones de niños de Gaza que viven esta pesadilla», para un alto el fuego humanitario inmediato y la apertura de todos los puntos de acceso para la entrada sostenida de ayuda humanitaria. «Si tuviéramos un alto al fuego de 72 horas, esto significa que 1.000 niños volverían a estar a salvo por esta vez», afirmó. El lunes, Griffiths también se reunió en Jerusalén con los familiares de algunos de los más de 230 rehenes retenidos en Gaza desde el 7 de octubre. Al parecer, unos 30 de los rehenes son niños. El director de ayuda de la ONU dijo que durante las últimas semanas estas familias «han vivido en agonía, sin saber si sus seres queridos están vivos o muertos», y que no podía «ni empezar a imaginar» lo que están pasando. La ONU ha pedido en repetidas ocasiones la liberación inmediata e incondicional de los rehenes.

Ataques a la atención médica

El lunes, un total de 26 camiones con suministros humanitarios entraron en Gaza a través del paso fronterizo de Rafah con Egipto, según Jens Laerke, de la OCHA, con la esperanza de que el martes entren más camiones. Esto eleva a 143 el número total de camiones autorizados a atravesar el cruce entre el 21 y el 30 de octubre. El portavoz de OCHA subrayó que, aunque el aumento del volumen de ayuda que ha entrado en Gaza en los dos últimos días es bienvenido, «las cantidades actuales son una fracción de lo que se necesita para evitar un mayor deterioro de la ya grave situación humanitaria, incluidos los disturbios civiles». Antes de que el conflicto se intensificara, cerca de 500 camiones, tanto comerciales como humanitarios, entraban en el enclave cada día laboral, incluidos unos 50 camiones de combustible.

En una sesión informativa ante el Consejo de Seguridad de la ONU celebrada el lunes, Griffiths habló de la urgencia de reponer el suministro de combustible, «vital para alimentar la mayoría de los servicios esenciales, incluidos hospitales y plantas desalinizadoras de agua, y para transportar ayuda humanitaria dentro de Gaza». La catástrofe de salud pública en el enclave se está viendo agravada por los ataques a la sanidad. La Agencia de la ONU para la Salud (OMS) afirmó que ha documentado 82 ataques de este tipo en Gaza. OCHA advirtió de que, al parecer, las inmediaciones de dos hospitales de la ciudad y el norte de Gaza fueron bombardeadas el lunes por segundo día consecutivo, lo que llevó a Griffiths a compartir su preocupación con el Consejo de Seguridad por «las denuncias de instalaciones militares en las inmediaciones de hospitales y la petición de las autoridades israelíes de que se evacuen hospitales, incluidos Al Quds y Shifa».

Proteger las instalaciones médicas

En respuesta a una pregunta sobre estas acusaciones, la portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU (ACNUDH), Liz Throssell, reiteró el martes que los hospitales son edificios protegidos por el derecho internacional humanitario. Si se demostrara, el uso de escudos humanos en hospitales constituye un crimen de guerra. Sin embargo, «independientemente de las acciones de un bando, como por ejemplo el uso de hospitales con fines militares, el otro bando debe cumplir las normas humanitarias internacionales sobre la conducción de las hostilidades», que extienden la protección especial a las unidades médicas en todo momento, insistió. En caso de que las unidades médicas pierdan su protección especial por haber sido utilizadas fuera de su función humanitaria para cometer actos perjudiciales en contra del enemigo, y cuando no se haya hecho caso a la advertencia de que cese el uso perjudicial, «aun así, cualquier ataque debe cumplir los principios de precaución en el ataque y proporcionalidad», explicó Throssell.