Una buena nutrición, una vida tranquila y pacífica, un constante contacto con la naturaleza y mucho amor, fueron los ingredientes de la larga vida de Bobi. El mundo es desde este lunes un lugar más triste porque Bobi murió en su casa de Portugal a la edad de 31 años y 165 días. Así lo confirmó en Facebook Karen Becker, una médico veterinaria que trató al perro durante gran parte de su existencia: “A pesar de haber sobrevivido a todos los perros de la historia, sus 11.478 días en la tierra nunca serán suficientes para quienes lo amaban”.
Bobi era un ejemplar de Rafeiro do Alentejo de raza pura, que consiguió el récord de perro más viejo del mundo, tras conseguir el certificado y superar en edad a un can australiano que murió en 1939 a los 29 años y cinco meses. De momento no se ha revelado la identidad de algún otro can que pudiera superar a Bobi, quien vivía con la familia Costa en el pueblo de Conqueiros, una pequeña población cercana a la costa portuguesa. Según explicó su dueño, la clave para la larga vida de Bobi fue el “ambiente tranquilo y pacífico” en el que vivió, además de una “buena nutrición y un contacto constante con la naturaleza”. Pero también “libertad para descubrir su entorno, atención veterinaria constante y, sobre todo, amor. Bobi supo que lo amaron profundamente”, señaló Leonel, su dueño. El perro sólo tuvo un pequeño susto de salud en 2018, cuando fue ingresado debido a un colapso repentino por dificultad para respirar, de acuerdo con la BBC. Antes de su muerte, Bobi había sufrido problemas para caminar y un deterioro de su vista.
El perro se alimentaba principalmente de comida de humanos. “Entre una lata de comida animal o un trozo de carne, Bobi no dudó y eligió nuestra comida”, señalaba entonces su dueño, que asegura que Bobi es “el último de una larga generación de animales”: la madre del perro vivió 18 años, y otro can que tuvieron los Costa no murió sino hasta cumplir los 22.