Parecía que Nadia Comaneci nunca vería superadas sus actuaciones en gimnasia, con nueve medallas olímpicas (cinco de oro), hasta que apareció Simone Biles, ganadora de 37 medallas entre Juegos Olímpicos y campeonatos mundiales.
Carl Lewis era el centro de atención planetaria en 100 metros planos, triunfador con 9 preseas de oro y una de plata olímpicas. Sus 9.86 fueron lo mejor, hasta que aparecieron Tyson Gay y Yohan Blake con 9.69, y Usain Bolt con 9.58, conseguida en Berlín el año 2009. El jamaicano se quedó con 11 títulos mundiales y 8 olímpicos. En Chile, Iván “Mono”Moreno anotó 10 segundos en esta prueba, uno menos que el récord mundial, pero no fue homologada por falta de anemómetro ( mide velocidad del viento). Luego en los JJ.OO. mexicanos anotó 10.03.
Hace poco, Kelvin Kiptun ganó el maratón de Chicago con nuevo récord del mundo, con dos horas y 35 segundos y superando a su compatriota Eliud Kipchoge por 35 segundos. Los 42 kilómetros 195 metros tienen nuevo monarca. Parecía difícil superar a Eliud, pero Kelvin a sus 23 años lo consiguió.
En salto con garrocha el ucraniano Sergei Bubka, con 6 metros 15 cm. fue imbatible por 21 años, hasta que el sueco Armand Duplantis lo hizo mejor con 6.23.
En fútbol, Edson Arantes Do Nascimento fue el más goleador, pese a estadísticas separadas de FIFA ( 767) y de Brasil, donde dicen que convirtió mil 91 goles en Santos y mil 282 en su carrera. Otras publicaciones señalan que Cristiano Ronaldo ( 855) y Lionel Messi ( 819) encabezan el listado de máximos anotadores.
Hay más ejemplos de superación y de récords. No sólo es cuestión de tiempo y vocación. El deporte de alto rendimiento tiene a los atletas por horas en la pista, laboratorios, trabajo permanente y equipos multidisciplinarios que vigilan y cuidan cada movimiento. La inversión es demasiado alta para lograr un récord, pero en la medida que cada país entienda su valor debería hacerlo en cuanto a sus posibilidades. No sólo es prestigio para los triunfadores y sus técnicos. Es una manera de motivar a la población y dar a conocer a un país en el exterior.
Pregunte en Indonesia o Jordania por Chile, y lo más probable es que le digan Alexis o Vidal, como antes ocurrió con Salas, Zamorano, Massú, González o Ríos. Son un canal de relaciones públicas para una nación y para los políticos de turno, que muy pocas veces entienden el valor de la educación física en los colegios, ni el significado del deporte. No basta con dos horas de “gimnasia” en la escuela o liceo. ¿Es muy difícil entenderlo?
En mi vida académica hice mediciones y estudios a tres debates presidenciales chilenos con distintos candidatos y, por mucho decir, dedicaron el uno por ciento al tema y rara vez mencionaron la palabra deporte. Por esto y más debemos seguir esperando a algunos iluminados que se preocupen de los estudiantes primero ( de cuantos planes para disminuir la obesidad hemos sabido) y de los deportistas después.
Ojalá que los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos sean una ventana que se abra para que entiendan el valor del deporte, al igual que todas las instalaciones que serán la herencia y testigo de una nueva mirada, de una nueva era. Espero, con el paso de los años, que cuando inviten al balcón de la Moneda a los grandes triunfadores de distintas disciplinas, mucho haya tenido que ver el Gobierno de turno y el Estado chileno, y no se aprovechen del apoyo de otros para su beneficio partidista.
* Por Héctor Alarcón Manzano, Premio Nacional de Periodismo Deportivo