El Servicio Nacional de Geología y Minas de Chile (Sernageomin) dio a conocer -durante la mañana de este sábado 30 de septiembre- un reporte especial de actividad volcánica, obtenido a través de los equipos de monitoreo de la Red Nacional de Vigilancia Volcánica, los que fueron analizados en el Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur. Las cámaras de monitoreo detectaron en el volcán Villarrica un aumento en la altura de la columna y la emisión de material piroclástico a la atmósfera, alcanzando valores sobre los 500 metros, más allá del nivel del cráter, con dispersión hasta los 1.100 metros de altura hacia el norte y noroeste.
Según el Servicio Nacional de Geología y Minas, dada la coloración grisácea de la actividad superficial, se evidencia un alto contenido de material piroclástico, el cual hasta este momento es emitido de forma pulsátil. Durante este período, la actividad sísmica se mantiene con un valor de media de 1.1 µm/s; así también, permanece el registro de eventos de largo período, y un muy bajo registro de señales acústicas de infrasonido. El fin de semana pasado, el Sernageomin elevó a naranja la alerta por el volcán Villarrica. Esto, después de que se detectara un aumento en la actividad del volcán, lo que ha llevado a ampliar a 8 kilómetros la restricción de acceso al cráter, evacuando a las personas de sus casas y suspendiendo las clases en varios establecimientos educacionales de Pucón, Villarrica y Curarrehue, entre otras medidas. Esta alerta naranja se mantiene hasta el día de hoy.
El peligro de los lahares
De acuerdo con una imagen fotográfica captada por personal de Sernageomín durante el último sobrevuelo en el volcán Villarrica, el comportamiento de éste continúa siendo inestable. Cabe recordar que el 29 de diciembre de 1971, el volcán culminó violentamente la erupción iniciada meses antes. Más de 25 muertos y desaparecidos fue el resultado que dejó uno de los lahares, de diez metros de espesor y 200 de ancho, que bajó hacia el lago Calafquén, arrasando todo a su paso. Los lahares son flujos de sedimento y agua que se movilizan desde las laderas de los volcanes. Durante los últimos siglos, los lahares han destruido más propiedad pública o privada que cualquier proceso volcánico, y han sido los causantes de la pérdida de miles de vidas humanas en todo el orbe.
