* Tras una serie de intentos fallidos de reducir emisiones en la década de 2020, el mundo tendrá que encarar los impactos del cambio climático de frente. La apertura de una ruta comercial del Ártico será un símbolo de todo lo perdido en las últimas décadas antes de 2050: desde ecosistemas prósperos hasta medios de vida humanos e historias de comunidades. El derretimiento del hielo marino será en 2050 un proceso irreversible. Los puertos existentes en el mundo tendrán que ser rediseñados, elevando las áreas portuarias por encima del nivel del mar y construyendo medidas de protección contra inundaciones y condiciones climáticas extremas.
En el reporte Global Maritime Trends, encargado por Lloyd’s Register y Lloyd’s Register Foundation, Economist Impact explora posibles escenarios para el año 2050, con el propósito de ofrecer a los líderes de la industria y a los formuladores de políticas «una instantánea de cómo podría parecer el sector marítimo global si no se actúa prontamente para prevenir los peores efectos del cambio climático».
Una de las posibles situaciones analizadas se refiere a cómo serían las cosas si, tal como se ha predicho, el nivel del mar aumenta 40 centímetros. En este escenario, el cambio climático haría que rutas como la del mar Ártico sean plenamente accesibles; de hecho, se estima que incluso para 2045 podrían navegar por ella unos 22.000 buques, cifra comparable a las que transitaron el Canal de Suez en 2022, incrementando rápidamente el exiguo número de naves proyectadas para hacerlo en 2030, debido a limitaciones geológicas e infraestructura portuaria y logística insuficiente. Un detalle importante es que ya este océano no contaría con su conocida biodiversidad, ni aportaría a la regulación climática del planeta.
Duras condiciones de trabajo
Las tormentas impredecibles y los desastres naturales harán el trabajo a bordo más riesgoso. Entonces, la seguridad y el bienestar se habrán convertido en una preocupación prioritaria para la gente de mar. Además, los buques deberán seguir protocolos estrictos para alinearse con requisitos cada vez más específicos de las compañías aseguradoras que se mostrarán reacias a cubrir ciertos bienes. Asimismo, los armadores estarán más nerviosos por la forma en que la gente de mar maneja los equipos.
Shanghái fuera de operaciones
La apertura del paso por el Ártico dará lugar a una serie de nuevos puertos en Canadá y Groenlandia y sus alrededores. Además, los existentes se volverán más accesibles y estratégicos. En 2020 había 16 puertos a lo largo de la Ruta del Mar del Norte que estaban cubiertos de hielo, pero que -desde entonces- se habrán vuelto esenciales. Será el caso de Kirkenes, Noruega, y el de Vopnafjörður, Islandia, que serán más importantes debido a su ubicación. No obstante, habrá puertos que se perderán el proceso. Shanghái, Houston y Lázaro Cárdenas, identificados como los de mayor riesgo ante el cambio climático en 2020, ya no operarán y sus comunidades costeras se habrán visto obligadas a reubicarse, ya sea gradualmente a través de programas gubernamentales o inmediatamente en respuesta a eventos extremos. En 2020, Yakarta, la capital de Indonesia, albergaba a 30 millones de personas. Desde entonces, el 95% de sus zonas costeras habrán quedado completamente sumergidas, obligando a la reubicación de casi toda su población.
Nuevos ecosistemas marítimos
El derretimiento del hielo marino será en 2050 un proceso irreversible. Lo que alguna vez fue un ecosistema marino ártico, será luego tropical. Las repercusiones de esto se harán evidentes a nivel mundial. Entre 2020 y 2030, las cuatro principales regiones marítimas de China, por ejemplo, perderán el 15% de sus especies de peces económicamente importantes. Más allá de esto, algunas de las áreas productoras de alimentos que abastecen al mundo, como la cuenca del Mekong, en el sudeste asiático, se habrán secado en gran medida, perdiendo su potencial agrícola. Muchos países recurrirán a la acuicultura para satisfacer la creciente demanda de alimentos y proteínas. Sin embargo, la limitada disponibilidad de recursos naturales mantendrá los precios altos, lo que hará que los productos del mar sean un lujo.
El futuro diseño de los buques
En 2020, los buques eran diseñados para adaptarse a las dimensiones y requisitos exactos de los canales. Por ejemplo, los Panamax para el canal de Panamá y los Suezmax para el Canal de Suez. No obstante, para 2050 las inundaciones costeras y sequías harán más difícil depender de estas dimensiones. Para la fecha del escenario, la mayoría de los buques se habrán construido entre 2030 y 2040, pero algunos de ellos ya no serán aptos para navegar por las rutas comerciales. Es más, las negociaciones entre líderes de la industria y responsables de políticas se habrán detenido ante la imposibilidad de llegar a un consenso sobre nuevos estándares de diseño de buques.
Por otra parte, los puertos existentes ya habrán sido rediseñados, elevando las áreas portuarias por encima del nivel del mar y construyendo medidas de protección contra inundaciones y condiciones climáticas extremas. Además, deberán restringir el movimiento de buques. Tras una serie de intentos fallidos de reducir emisiones en la década de 2020, el mundo tendrá que hacer frente a los impactos del cambio climático de frente. La apertura de una ruta comercial del Ártico será un símbolo de todo lo perdido en las últimas décadas antes de 2050: desde ecosistemas prósperos hasta medios de vida humanos e historias de comunidades.