Un grupo de científicos estadounidenses ha desarrollado un test que utiliza la inteligencia artificial (IA) para analizar muestras del suelo y determinar con un 90% de exactitud la existencia presente o pasada de vida en Marte y otros planetas.
El test, desarrollado por un equipo de siete científicos del Earth and Planets Laboratory del Carnegie Institution for Science, utiliza el patrón molecular revelado por el uso de la pirólisis con cromatografía de gases (que separa e identifica los componentes de la muestra) y de la espectrometría de masas (que establece el peso molecular de esos componentes).
Tras entrenar la IA con el análisis molecular de 134 muestras de carbono de las que se conoce su origen biótico o abiótico, el algoritmo puede ahora detectar mínimas diferencias de los patrones moleculares para determinar el origen de la muestra.
«Con un 90 % de certeza», insiste Jim Cleaves, uno de los coautores del método.
El científico estadounidense añadió que no sólo la IA es capaz de distinguir el origen biológico o no, sino también si la muestra tiene restos de vida pasada que ha sido alterada por procesos geológicos, como el caso de carbón vegetal, petróleo o ámbar.
El test ya está disponible para su uso por naves espaciales y vehículos robotizados, como los rovers enviados a Marte y la Luna. Los científicos creen que también se puede aplicar a muestras ya extraídas en el pasado.
«Uno de los grandes avances de este trabajo es que utiliza datos que son recogidos por instrumentos que ya están presentes en una variedad de naves espaciales. Así que los datos que ya existen de Marte pueden ser enviados a este algoritmo y darnos una respuesta positiva o negativa», explicó Cleaves.
El equipo está ya en contacto con instituciones que tienen muestras y datos recopilados y dice estar avanzando rápidamente para empezar a realizar los primeros análisis en los próximos meses.
Los científicos creen que su test también permitirá potencialmente descubrir vida extraterrestre totalmente diferente a la que existe en la Tierra.
«Estos resultados significan que podemos ser capaces de encontrar una forma de vida en otro planeta incluso si es muy diferente a la vida tal y como la conocemos en la Tierra. Y si encontramos señales de vida en otros sitios, podremos decir si la vida en la Tierra y otros planetas derivó de un origen común o diferente», concluyó Robert Hazen, otro de los coautores del estudio.
