* El académico investigador del Departamento de Ciencias Físicas de la Universidad Andrés Bello, Jilberto Zamora, comentó un insólito descubrimiento que realizó junto a miembros del proyecto internacional CREDO, que abre la puerta a nuevas posibilidades de investigación en torno a la sismicidad del planeta.
Un artículo publicado en estos días dio cuenta del inédito descubrimiento, que vincula el flujo de los rayos cósmicos con los terremotos en el planeta. El profesor Zamora relató acerca del origen del trabajo de investigación, que surgió a partir del terremoto en Chile del 2010 y que culmina con la publicación de los hallazgos en el Journal of Atmospheric and Solar-Terrestrial Physics, con el físico investigador y coordinador de CREDO, Piotr Homola, como primer autor. En palabras simples, la investigación logró demostrar que existe una asociación o vínculo entre los cambios en el flujo de los rayos cósmicos secundarios que llegan a la Tierra y la sismicidad de nuestro planeta. Esto no significa que los investigadores hayan establecido una relación de causa y efecto entre ambos fenómenos, sino una correlación.
En términos generales, llevaron a cabo un análisis en el que examinaron los registros de terremotos en el mundo, comparándolos con los datos del flujo de rayos cósmicos. Como resultado, notaron que aproximadamente dos semanas antes de la ocurrencia de un terremoto, se presentaban notables anomalías en el patrón del flujo de rayos cósmicos. Esta observación es la que indica la existencia de una correlación entre ambos fenómenos naturales. “El problema es que no sirve como herramienta predictora, porque es un fenómeno global”, sostuvo Zamora.
Los investigadores lograron establecer que un par de semanas después de que se registran anomalías en el flujo de rayos cósmicos secundarios, puede haber un sismo de magnitud 4 o más sobre la faz de la Tierra, pero no saben dónde. No obstante, aseveró el profesor Zamora que la base estadística de los investigadores es suficiente para decir que este hallazgo es un descubrimiento. «Y uno que abre la puerta a posibilidades hasta ahora inexploradas para abordar la sismicidad de nuestro planeta» (Informe de Pamela Alarcón).