Un terremoto de magnitud 6,8 sacudió el centro de Marruecos, dejando al menos 820 muertos y 600 heridos, según informó el gobierno marroquí.
El temblor, que tuvo su epicentro en la localidad de Ighil, a 63 kilómetros al suroeste de la ciudad de Marrakech, a una profundidad de 8 kilómetros, provocó el derrumbe de varios edificios, principalmente en las provincias y municipios de Al Hauz, Tarudant, Chichaoua, Uarzazate y Marrakech.
Entre los heridos, varios se encuentran en estado grave. Las autoridades marroquíes han desplegado a las fuerzas de seguridad y de protección civil en las zonas afectadas para ayudar a las víctimas y evaluar los daños.
El movimiento telúrico se sintió también en localidades del norte del país, como Larache, a 550 kilómetros del epicentro, así como en Casablanca y Rabat, a 300 y 370 kilómetros, respectivamente.
El sistema PAGER del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) emitió una alerta naranja por pérdidas económicas, estimando que es probable que se produzcan daños significativos.
Sofía Catalá, una española residente en el centro de Marrakech, relató que el terremoto «se sintió como si el suelo se estuviera moviendo como en un bombardeo». «Pensé que se caía el edificio, ahora todo el mundo está en la calle en pijama», añadió.
Marruecos experimenta terremotos con frecuencia en su región septentrional debido a su posición entre las placas africana y euroasiática.
En 2004, un terremoto de magnitud 6,4 en Alhucemas, al noreste del país, causó la muerte de al menos 628 personas y dejó más de 900 heridos.
En 1980, el terremoto de magnitud 7,3 en El Asnam, en la vecina Argelia, fue uno de los sismos más destructivos de la historia contemporánea. Dejó un saldo de 2.500 fallecidos y al menos 300.000 personas sin hogar.