El sector de la construcción en Chile está viviendo una crisis sin precedentes, con un aumento de 2.700 empresas que han entrado en liquidación, tanto voluntaria como forzosa, en lo que va del año.
Según un análisis de Colliers, 1.500 constructoras han pedido su liquidación voluntaria, mientras que 1.200 han entrado en liquidación forzosa. Además, 36 obras han sido abandonadas y cinco empresas han sido declaradas en quiebra judicialmente.
Reinaldo Gleisner, vicepresidente de Colliers, explica que la crisis se debe a varios factores, entre ellos el aumento de los costos de construcción, la escasez de materias primas, la caída de la demanda de viviendas y la burocracia del sistema de permisos.
«El primer factor fue el encarecimiento de las obras, por desabastecimiento de materiales de construcción y su enorme aumento de costo», dice Gleisner. «Las restricciones laborales calaron muy hondo, porque obviamente no existe la modalidad de teletrabajo en esta industria», agrega.
La caída de la demanda de viviendas, por su parte, se debe a la inflación y a la incertidumbre económica. «En este episodio de falta de liquidez, el sistema financiero no puso a disposición de la industria una adecuada liquidez, sino comenzó a presionar, con alza de tasa y restricción de líneas de crédito, por la recuperación de los créditos aportados al sector», señala Gleisner.
Finalmente, la burocracia del sistema de permisos también ha afectado al sector, al generar gastos extra para las empresas. De hecho, según Gps Property, los permisos de edificación presentaron una disminución del 60%.
La crisis de la construcción tiene un impacto importante en la economía chilena, ya que es uno de los sectores más importantes del país. La construcción representa el 7,5% del PIB y genera más de 700 mil empleos.
El gobierno ha anunciado medidas para apoyar al sector, pero todavía es demasiado pronto para saber si estas medidas serán suficientes para revertir la crisis.