Este sábado 2 de septiembre a las 24 horas tuvimos que adelantar nuestros relojes en una hora, pasando así al horario de verano en nuestro país; pero, ¿cuáles son los verdaderos efectos del cambio de horario en la salud? Quisiera poder describir algunos a continuación. Como agosto es el mes del corazón, partamos diciendo qué tan beneficioso es el cambio de hora para este importante órgano, que es nuestro motor. Según lo que señala la Sociedad Americana del Corazón, hay varios estudios que demuestran los efectos dañinos en la salud al adelantar una hora en primavera. Por ejemplo, un estudio realizado por académicos de Medicina de las Universidades de Michigan y Colorado, en Estados Unidos, demuestran que puede aumentar el riesgo en un 24% de tener un infarto el día siguiente, o sea, el domingo, y en menor grado al día subsiguiente, que sería el lunes. Este riesgo queda de mayor evidencia en aquellas personas que tienen antecedentes de enfermedades cardíacas.
Por otra parte, un estudio realizado por miembros de la Sociedad Cardiaca de Finlandia sostuvo que el cambio de hora aumenta el riesgo en un 8% del desarrollo de un accidente cerebrovascular isquémico hasta los 2 días siguientes al cambio de hora. Ahora, ¿por qué se produce esto? La teoría es que estos eventos se desencadenan por el cambio de nuestro reloj interno, es decir, nuestro ciclo circadiano, como por ejemplo dormir una hora menos, la desregulación del sistema inmune y el de nuestro tono simpático. Dormir menos implica una privación del sueño, que puede alterar los procesos de nuestro cuerpo como también la respuesta inflamatoria, aumentando el riesgo de eventos cardiovasculares. Asimismo, el cambio de horario afecta nuestro sistema inmune, ya que la respuesta inmune depende mucho del tiempo del día. El cambio puede producir un estado proinflamatorio que aumenta el riesgo de lo anterior.
Así también, nuestro tono simpático cambia, que es por ejemplo el que tiene relación con nuestro estado de alerta cuando nos despertamos en la mañana. Este tono estimula una serie de señales que le dicen al cuerpo: ¡Hey, estás despierto, tienes que funcionar! Cuando una persona está privada del sueño por esta hora menos, el estado del tono simpático aumenta; por lo tanto, aumenta el riesgo de desarrollo de estos eventos cardiovasculares que nos pueden llevar a la muerte. ¿Cómo nos preparamos para disminuir o evitar los daños en la salud por el cambio de hora? Empezando por recibir la mayor cantidad de luz posible; esto puede ayudar a empezar a ajustar el ritmo circadiano para el cambio que se viene. Comenzar a relajarse o dormir un poco más temprano que en las noches anteriores. Sabemos que nunca se podrá recuperar el sueño perdido, pero es importante llegar descansado al día que se cambie la hora. No hay que compensar el cambio de hora tomando más café, por ejemplo; si bien el café tiene muchos beneficios a nivel cardiovascular, un exceso de café puede ser perjudicial para nuestro corazón.
Dormir una siesta no es una solución, porque definitivamente hace que conciliemos menos el sueño durante la noche. Generalmente las personas duermen la siesta después del almuerzo. Esto, sin duda, es muy malo para la salud, porque también no ayuda a que digiramos los alimentos correctamente. Como vemos, el cambio de horario no es muy beneficioso para la salud. Muchos países han disminuido por ejemplo la cantidad de veces que se cambia la hora durante el año, de dos veces a una sola, eliminando principalmente el cambio de horario de verano, que es el más dañino. Considerando la evidencia existente a nivel internacional, es importante que en nuestro país se evalúe eliminar este cambio de horario. Como ya vimos, puede poner en riesgo la vida de miles de personas.
* Francisco Álvarez Román, académico de la Escuela de Química y Farmacia, UNAB Sede Viña del Mar