La emoción se desbordó en la Copa del Mundo de Canotaje en Duisburg, Alemania, cuando Jocelyn Muñoz, la deportista paraolímpica de San Pedro de la Paz y representante de Biobío, se convirtió en la protagonista de un hito histórico al colgarse el metal en la especialidad de canoa polinésica VL1 200 metros. La destacada atleta logró el tercer puesto en la final, marcando un tiempo de 1 minuto 19 segundos y 618 milésimas, y dejando en alto el nombre de la región.
El camino hacia este logro estuvo lleno de desafíos económicos para Muñoz, lo que hace que esta medalla de bronce tenga un significado aún más profundo. Previo a la competición, la deportista debió enfrentar obstáculos financieros que amenazaron su participación, pero su determinación la llevó a superarlos y a lograr un resultado extraordinario.
La competencia estuvo reñida hasta el último segundo, con la italiana Viktorya Pistis conquistando el primer lugar con un tiempo de 1 minuto 10 segundos y 952 milésimas. Por su parte, la india Ojha Pooja se ubicó en el segundo puesto con un tiempo de 1 minuto 18 segundos y 736 milésimas. A pesar de la intensa competencia, Muñoz logró asegurar su merecido bronce y consolidarse como una figura destacada en el escenario internacional.
Tras recibir la medalla, Jocelyn Muñoz compartió su alegría y orgullo por el resultado obtenido. “La competencia fue sumamente desafiante y reñida, como todas las carreras de esta envergadura. Era una final de ocho competidoras, y aunque una de ellas no llegó a competir en el agua, las demás estábamos dando lo mejor de nosotros. Llegué al lado de la segunda colocada, quien me arrebató la medalla de plata por apenas un segundo. A pesar de eso, estoy sumamente feliz con mi bronce, ya que representa mi primera medalla en una competencia mundial. Mi felicidad es inmensa”, expresó desde Alemania.
La paracanoísta resaltó el esfuerzo que significó llegar a esta destacada cita internacional. “Mi alegría es aún mayor al considerar el largo camino que tuve que recorrer. Fue necesario lidiar con innumerables obstáculos, tocar puertas y solicitar ayuda para poder estar presente en este torneo mundial. Hubo momentos en los que casi no podía participar debido a cuestiones económicas, pero finalmente lo logramos. Conversé con muchas personas y muchas se movilizaron para que pudiera estar aquí. Incluso tuve que dejar de lado mis entrenamientos para enfocarme en buscar apoyo”, relató.
“No puedo olvidar tampoco lo que significa entrenar en mi lugar de práctica durante el crudo invierno, soportando lluvia, viento y frío. El hecho de que esta medalla sea el resultado de todo ese esfuerzo significa que valió la pena, que mi dedicación tuvo su recompensa”, concluyó Muñoz, reflejando el valor y el sacrificio detrás de su logro histórico.