Era la mitad de los 90 y junto al periodista y ex alumno de la UDEC, Marcelo Henríquez, veíamos un partido de Deportes Concepción, arropados en una de las antiguas casetas de Collao. Estaba libre de transmisión porque laboraba en una radio propiedad de la Iglesia Católica, que no emitía fútbol ese día de Semana Santa. En un momento le digo: “Vargas debiera ser el arcángel Gabriel. Anótalo y agrégalo en tu comentario de mañana”. Yo no podía hacerlo por pertenecer a ese medio. Así fue, y comenzó la historia del Arcángel del Gol.
Hoy, próximo a convertirse en “señor de las cuatro décadas”, es el segundo máximo goleador activo del fútbol chileno, después de defender siete clubes (dos veces a su Deportes Concepción). Es el capitán y máximo referente de Deportes Concepción en el actual momento que vive el club en su lucha por no descender. Con la polera lila jugó en todas las categorías, incluyendo la Copa Libertadores.
En el fútbol se habla de actitud, de concentración, de que cada deportista debe entregar su 100 por ciento y entrenar debidamente para competir bien en cada juego. En el libro “Psicología del deporte, conceptos y aplicaciones”, los autores Bakker, Whiting y van der Brug, agregan, entre otros aspectos, “motivos y motivación”. Sobre el primero dicen que “son disposiciones, es decir, se vuelven activos bajo circunstancias específicas o se realizan en la conducta; son rasgos en los que pueden diferir las personas… En contraste, la motivación se relaciona con el estado del organismo al que se considera responsable de la realización de una determinada actividad, en un punto preciso del tiempo.” En resumen: “Cuando los motivos son realizados se habla de motivación, pero los motivos constituyen solamente uno de los factores que determinan la motivación de una persona”. Lo anterior nos lleva a señalar que el deportista, principalmente el profesional, debe contar no sólo con un entrenador, un preparador físico, cuerpo médico, estadístico y preparador específico a su función, sino también con un psicólogo deportivo.
Gabriel Vargas reúne hoy muchos motivos, motivaciones, actitud, preparación, y lo que la gente disfruta: goles. Él cumple con la máxima del querer y defender “su” camiseta, la del club que lo vio nacer y colaborar en un momento de crisis. Hay casos internacionales que avalan la teoría de ayudar a sus entidades de origen cuando descienden. Los ejemplos de la Juventus o River Plate son muy válidos. Sus “estrellas” se ponen a su servicio pese a bajar de categoría. Jugó, estuvo ausente por lesión en varios partidos, volvió, y con cinta de capitán en el brazo motiva a sus compañeros y a los hinchas. Ha sido factor en el repunte de Deportes Concepción para comenzar a ver la luz en su batalla por no volver a Tercera División. Es goleador.
Las 200 anotaciones en su carrera, seis tripletas ( tres goles por partido en seis ocasiones), los 5 tantos que lo convirtieron en goleador de un Sudamericano Sub 16 jugando por la Selección de Chile, son su gran recuerdo; pero, con seguridad, debe valorar y celebrar desde lo más íntimo los que anota hoy en su Deportes Concepción, como el del pasado domingo 6 de agosto. Faltaba un minuto para el término del juego y convirtió el gol del triunfo. Eran tres puntos de diamante. Se sacó la camiseta para la eufórica celebración y vio la segunda tarjeta amarilla. Expulsado. Fue expulsado. Por eso no podrá jugar este fin de semana ante San Antonio Unido… ¡Pero no faltaron motivos, motivación ni actitud, para llegar a ese grito desgarrador del gol!.
Por Héctor Alarcón Manzano
Premio Nacional de Periodismo Deportivo