Estamos próximos a conmemorar, una vez más, el Día del Niño, donde seguramente el comercio sacará excelentes ganancias financieras y las vitrinas y góndolas de las tiendas quedarán vacías de juguetes tecnológicos, plásticos y, por consiguiente, extremadamente onerosos para las familias. Es justamente desde este escenario, donde nos debieran surgir algunas reflexiones y preguntas: ¿Eso es el día del niño? ¿Es ésa la infancia que deseamos para nuestro país? ¿Así queremos que las infancias construyan y vivencien su derecho a participar en la construcción de una sociedad más justa, más solidaria, donde todos tengan acceso a disfrutar de lo que significan las infancias?
La Educación Parvularia promueve la formación de una infancia muy diferente, donde “ser niño/a”, implique algo más que un día, que un juguete o una golosina. Es tener la posibilidad de ser protagonista de un mundo que le da derecho a una educación de calidad, una familia que le brinda la protección y el amor necesario para desarrollarse y aprender a habitar el espacio social que le corresponde como ciudadano o ciudadana. Niños llamados a crear, a plantearse problemáticas, a buscar soluciones individuales y en equipo; menores que nacieron en un mundo tecnológico, que aprendieron decidiendo, aportando y opinando, expresando su pensamiento, usando cien lenguajes, como dice Loris Malaguzzi.
Necesitamos, en conjunto con las familias, generar espacios educativos para formar niños comprometidos con su entorno, cuidadores del medio ambiente, capaces de sostener un papel en su mano, hasta encontrar un lugar donde depositarlo, y que su acción sea valorada e imitada por los adultos. La sociedad requiere que las familias promuevan e intencionen espacios propios para el compartir solidarios la recreación, el juego, la preocupación por el otro, erradicando el individualismo, el egoísmo, rescatando aquellas celebraciones que humanizan y dan sentido al genuino mundo de la niñez.
* Paulina Aceituno Lódiz, directora de carrera de Educación Parvularia, Universidad Andrés Bello.