Luego de 33 reuniones multisectoriales con los agentes críticos relacionados con los efectos de una nueva reforma tributaria, este martes 1 de agosto por la mañana se dio a conocer, por parte de la máxima autoridad del país, el acuerdo con foco en el desarrollo. Si bien era un anuncio esperado por todos, posiblemente no todos están muy alineados con los efectos que esta reforma representa para nuestro país y todos nosotros, en particular, luego de la nueva publicación del IMACEC de junio, el cual fue nuevamente negativo, lo que significa que aún no recuperamos la senda esperada de crecimiento y actividad económica que todos anhelamos.
Es entonces, en este contexto, que la pregunta es válida: ¿Qué significa para la ciudadanía este nuevo pacto? Básicamente su estructura se sustenta en 6 pilares que buscan, entre otras cosas, implementar mecanismos con foco en el crecimiento económico mediante el incentivo a las inversiones, la productividad y la formalización de los sectores o agentes económicos que pululan en la línea de la informalidad. La traducción en simple es lograr un aumento en la recaudación fiscal mediante tributos directos, aumento de los agentes formales que tributan y aumento en los tramos de mayor ingreso; todo lo anterior significa que, en régimen, permitiría un aumento en el gasto fiscal de aproximadamente un 2,7% del PIB, con foco en mejoras para pensiones, salud, prevención y protección social.
Ahora bien, el mayor aumento en la recaudación supone un incremento en las tributaciones, lo cual, desde la interpretación de la ciudadanía es un golpe al bolsillo, suponiendo que aumente la formalización de actores, los cuales deberán tributar por sus ventas o ejercicios, generando un alza en los precios de al menos el porcentaje de IVA (19%) a los consumidores. Este impuesto es el más regresivo, ya que afecta directamente a todos, pero con mayor impacto a los sectores más vulnerables de la población. En resumen, toda mejora en la distribución de los gastos fiscales que tengan como objeto beneficiar a la población, es muy bien recibida. Pero también es necesario explicar sus orígenes, más todavía cuando los indicadores de actividad económica mensual son cada vez más contraídos y, al parecer, los esfuerzos gubernamentales no se ven aún reflejados en estos.
Por Marcelo Gutiérrez Delgado, docente
Facultad Economía y Negocios de la U. Andrés Bello