Lamentablemente los infartos al miocardio y los accidentes cardiovasculares son la primera causa de muerte en Chile (30.000), cobrando más de 17 millones de vidas al año en el mundo, una cifra que se estima aumentará a 23 millones para 2030.
Entre las enfermedades más comunes que afectan al corazón están el ataque o infarto, por la estrechez de los vasos sanguíneos que le surten sangre; las enfermedades cerebrovasculares, debido a una hemorragia cerebral o a un coágulo que se quedó en algún vaso del cerebro e impide la libre circulación sanguínea. También la hipertensión arterial, que es el mayor factor de riesgo e inicial de las otras enfermedades, y a la cual le damos menos tiempo de reconocer y tratar. La angina es un dolor en el pecho que se produce al tener un flujo de sangre disminuido. La arritmia es la alteración del ritmo cardíaco, que lo podemos percibir a través del pulso. Habitualmente es rítmico, pero aquí se presenta un pulso con ritmo diferente, y se suma la insuficiencia cardiaca, que se produce cuando el corazón no es capaz de bombear la sangre suficiente para las necesidades de todos los sistemas de la persona.
Es de gran importancia adoptar hábitos saludables desde la infancia para prevenir enfermedades del corazón, conocer estas enfermedades, su prevención, control y tratamiento. Un gran número de estas muertes se podría evitar si tan sólo nos preocupáramos un poco más en prevenir. Para mantener un corazón funcionando es necesario controlar los factores de riesgo, que podemos modificar con cuidados sencillos. En primer lugar, comer sano: evitando grasas saturadas, carnes rojas en exceso, consumir frutas y verduras. Asimismo, realizar 30 minutos de ejercicio moderado o intenso en forma diaria, limitar el consumo de sal, (según la OMS, si consumiéramos 5 gr de sodio al día, se podrían evitar 2,5 millones de muertes al año).
Es muy relevante limitar el consumo de tabaco y alcohol, controlar el colesterol y el peso. Además, controlar la presión arterial, para conocer cómo está el funcionamiento del sistema circulatorio, y mantener la presión arterial dentro de rangos óptimos, es decir, 130/80 mmHg. y consultar un especialista en caso de mantener cifras tensionales altas. Es clave, además, efectuar un chequeo anual para resguardar que nuestro corazón y organismo se encuentren en buenas condiciones para seguir bien. Debemos recordar que las enfermedades cardiovasculares, en sus inicios, son asintomáticas, por lo que sólo depende de que nosotros mismos estemos alertas a cualquier modificación que se presente, y consultar.
* Verónica Zavala Solar, académica de Enfermería, Universidad Andrés Bello Concepción.