Pasaban los años 60, la llamada década maravillosa para el mundo de la música popular mientras en Chile ya se afianzaba la llamada Nueva Ola y luego el movimiento de la Nueva Canción Chilena. A mitad de esa década empezaba mi carrera como locutor en Radio “Simón Bolívar” de Concepción, la que se cimentó más tarde como periodista.
Allí conocí a los artistas locales del show de la emisora que cantaban en su moderno auditorio para casi 130 personas ( que aún permanece en las ruinas de calle Aníbal Pinto 323 segundo piso). Animaban rotativamente Mario Chandía, el director; Carlos Muñoz, Bernardo Caqueo y Manolo Gracia. Cracks. El fichero registraba a los aficionados Manolo Rodríguez, Carmen Schkuche ( ya se me olvidó como se escribe), Trío Inspiración, Patricio Sánchez y Los Playboys, más tarde Patricio Renán; el acompañamiento musical del Maestro Pablito Cid, Tito Fernández, Jordy Santa María y otros de apellidos Ubilla, Riquelme, Dinamarca…mis disculpas por no tener sus nombres en mi disco duro.
Y claro en ese selecto grupo estaban Los de Tomé que integraban los hermanos Ruth, Ricardo y Edgardo González junto a Cecilia Pantoja. De entrada demostraron su armonía (coros de los varones, segunda voz de Ruth) para acompañar a Cecilia. Los hermanos eran un exitoso trío del Liceo de Tomé , hasta que un profesor les sugirió incorporar a una pequeña y tímida compañera que cantaba muy bien, pero que no se atrevía a presentarse en público. Los González y Cecilia llegan a Radio Simón Bolívar, donde su propietario, Antonio Jaén Buendía, los bautiza como Los de Tomé. No hay mucho que explicar. Jaén había llegado a Chile en el barco Winnipeg, como uno de los dos mil refugiados republicanos que dejaban atrás la guerra civil española.
Los que trabajamos en la radio escuchábamos a un grupo muy profesional. El Be-Bop-A-Lula, Amor Colérico, Muchacha triste y solitaria ( que después apareció en el primer disco en el sello RCA), No apuestes cariño, entre otras, eran su repertorio clásico, en inglés y español. Fue todo muy rápido porque su calidad los llevó a Santiago el mismo año del debut en la Bolívar. Graban y comienzan a ser conocidos con Cecilia como primera voz. Discomania, el programa internacional disc jockey de Raúl Matas, en Radio Minería, los señala como el conjunto más destacado del año. Cecilia deja el grupo. Los hermanos González no tenían gran aspiración artística , pese a que después igual graban en RCA con Ruth como primera voz. Gran cantante. La canción “Ámame” fue su éxito. Retornaron a su Tomé natal y Cecilia pasó al sello Odeón.
Aquí comienza la historia como solista de la pequeña y tímida que no quería cantar en público. Rubén Nouzeilles, un argentino de la Patagonia, que ya había cimentado como, productor discográfico las carreras de Violeta Parra, de los Conjuntos Cuncumen y Millaray; que había grabado a Neruda, a Vicente Bianchi y otros fue el gran productor que se cruzó en el camino de Cecilia. Generador de su repertorio basado en canciones italianas y dándole el estilo que la llevó a la fama. Empezaron a grabar, pero ella aún quería un apoyo. Ya no estaban los hermanos González y se respaldó en los discos con los coterráneos hermanos Andrade, para figurar como Cecilia y sus Singers. Duraron poco y a partir de ahí su pequeña figura emergió solitaria, pero así como se encontró con Nouzeilles se topó con otro gran profesional: Luis Barragán, orquestador de lujo, quien hizo la mayoría de los arreglos de los grandes éxitos de la tomecina.
¿A esta altura del relato usted quisiera saber cómo surge lo de Cecilia la Incomparable? Fue Nouzeilles quien la bautizó así e incluso le dio el título a un disco Long Play ( grabación en vinilo con 12 temas). Los éxitos vinieron uno tras otro. Ganó Viña en 1965 , va a Benidorm, España, donde pudo hacer carrera e hizo grande una débil canción del italiano Doménico Modugno (Baño de mar a medianoche ). Sucesión de éxitos para llegar a una etapa de escasa popularidad, coincidiendo con su alejamiento de Odeon y por motivos particulares. Se atreve a grabar “Gracias a la vida” y “Plegaria a un labrador”. Crea un sello y saca “Un compromiso”. Después se titula de ídola y mujer artista de culto. El resto es historia musical ya relatada y escrita por colegas, pero fundamentalmente por el pueblo de Chile.
Es un legado algo comparable. Fueron parecidas en lo artístico. Cada una en su país y en su tiempo. Ellas rupturistas, cercanas a la gente y originales. Leyendas. Lo que fue Edith Piaf para Francia, Cecilia es para Chile.
Héctor Alarcón Manzano, periodista.