El Liceo Enrique Molina Garmendia de Concepción está preparando un amplio programa para celebrar sus 200 años de existencia, en que se recordará el 9 de agosto de 1823, como fecha de su fundación. El programa de actividades fue financiado por el Gobierno Regional del Biobío y comenzará con el Carnaval de los 200 años, este miércoles 26 de julio, al interior del establecimiento. Hace unos 30 años, el liceo albergaba a cerca de 2.600 alumnos en su edificio, pero hoy esa cantidad ha bajado ostensiblemente a 311 estudiantes, pudiéndose aumentar a 500 próximamente, según lo expresado por las autoridades del plantel.
Es el tercer liceo más antiguo de Chile
El Liceo Enrique Molina Garmendia, originalmente llamado Instituto Literario y luego Liceo de Concepción o Liceo de Hombres N° 1 de Concepción, es una institución pública chilena de educación secundaria de la ciudad penquista. Fundado en 1823, es el tercer liceo más antiguo de Chile, luego del Instituto Nacional (1813) y el Liceo de La Serena (1821). Es un liceo de varones que imparte la modalidad de Educación General Básica (7.º y 8.º años) y la Educación Media Científico Humanista (1.º a 4.º años). De acuerdo con la numeración propia de los liceos públicos chilenos, le corresponde el nombre de Liceo A-35.
De dilatada historia e influencia en la comunidad penquista, en sus aulas inició sus actividades la que luego constituirá la Universidad de Concepción, creada por iniciativa del Rector del Liceo, don Enrique Molina Garmendia, en homenaje al cual fue rebautizado posteriormente el liceo.
El 9 de agosto de 1823 se fundó el Instituto Literario, mediante un Decreto Provincial en Concepción, por el intendente, general Juan de Dios Rivera, que tuvo su fundamento en el Decreto del 20 de junio de ese año, emanado del Gobierno presidido por el Director Supremo, general Ramón Freire Serrano, mandando fundar «una casa de pública educación para toda clase de personas». El Instituto Literario comenzó funcionando en el Convento de la Merced hasta 1835. El terremoto de Concepción de 1835 destruyó el establecimiento, debiendo trasladarse a múltiples inmuebles hasta 1851, en que por primera vez se instala en edificio propio. En 1853, por disposición del Gobierno, cambia su nombre por el de Liceo de Concepción.
En 1865 se crea el Curso Fiscal de Leyes, anexo al Liceo, el que era dirigido por su rector, y que es finalmente suprimido en 1928, al integrarse los estudios de Derecho a la Universidad de Concepción. El Rector Pedro Nolasco Cruz, quien sucede en 1909 la labor de Temístocles Rojas, emprende la tarea de dotar de un nuevo edificio al liceo, el que se construye frente al Parque Ecuador de Concepción y es finalizado en 1915.
Enrique Molina Garmendia
En 1915, el Gobierno confiere el cargo de Rector del Liceo de Hombres de Concepción a Enrique Molina Garmendia, quien antes ya había sido profesor de Historia en la institución. En el período de su rectorado surge, en 1919, la Universidad de Concepción, correspondiéndole la dirección de ambas hasta 1935, continuando como rector únicamente del plantel universitario. Un suceso emblemático en la historia del Liceo y de la ciudad de Concepción fue la ceremonia pública realizada en 1959, en que se homenajeó al ex rector Molina Garmendia con la colocación de una placa frente a la entrada principal que contenía el nuevo nombre de la institución: Liceo Enrique Molina Garmendia. Él nació en 1871 y murió en 1964. Tras ocupar la rectoría del liceo fue ministro de Educación Pública, además de cofundador y primer rector de la Universidad de Concepción.
El sismo que afectó a la zona en 1960 dañó gravemente el edificio, que finalmente es demolido, obligando a levantar uno nuevo. El actual edificio del liceo fue inaugurado en 1968, en el mismo solar en que se emplazaba el antiguo. De la edificación anterior sólo subsiste la estructura del teatro, la que está siendo objeto de estudios técnicos para su restauración.
En la década de 1980, en plena dictadura de Augusto Pinochet, este liceo fue uno de los pocos que elegía democráticamente a su Centro de Alumnos. También en esa época fue uno de los liceos líderes en el gran paro de la educación en 1987. Dos décadas después, nuevamente sería uno de los liceos líderes en Chile en la llamada Revolución Pingüina del 2006, donde se transformó en el «Liceo líder del Sur de Chile», uniéndose la mayoría de los centros de alumnos del sur de Chile. Sin embargo, históricamente las bases estudiantiles han sido siempre las que han conducido las grandes luchas por la democratización y mejoramiento de la calidad de la educación.