Moral y Política

Columna de Fernando Sanger – Abogado:

El país está estupefacto, sorprendido, pasmado, atónito y perplejo
ante el descubrimiento a lo largo y ancho de nuestra geografía de la
corrupción, la sinvergüenzura, el saqueo y el fraude de las arcas
fiscales realizado por “seudas organizaciones sin fines de lucro”,
sociedades fantasmas y otros medios ilícitos en connivencia con
numerosas autoridades políticas. Estamos sumidos en la corrupción
y la putrefacción moral. Hay grupos audaces, arribistas sin límites
en su ambición que no han visto nada mejor que apoderarse por
algunos artilugios o resquicios para defraudar.

¿Los fines de la política y la moral son diferentes o similares?
¿La actuación política debe o no estar regulada por principios
morales? ¿Es o no una moral política propia, diferentes de la privada?.

La historia de las ideas y del pensamiento político, demuestra
certeramente que desde Platón y Aristóteles, y aún antes, todos los
grandes pensadores y filósofos, han estudiado el tema y dado pautas
claves al respecto.

Aristóteles en “La Política”, señala que “las buenas formas de
gobierno son aquellas que tienen la vista puesta en el bien común”.
Cap. V, p. 84. El cristianismo y en especial San Agustín y Santo Tomás, le
dedicaron voluminosos párrafos.

Maquiavelo en “El Príncipe”, se refiere a los hombres “como
ingratos, volubles, simuladores, cobardes ante el peligro y ávidos de
lucro”. p. 80-81. El crimen, la mentira, la coima, el robo, el soborno, el engaño, el
lucro, la traición, la estafa, la felonía, la mala fe, la deslealtad, la
perfidia, el aprovechamiento y el beso de Judas, son entre otras,
figuras inmorales que degradan a la política, la rebajan, la denigran.

Hace 30 años el Presidente Frei Ruiz-Tagle, creó una Comisión de
Etica Pública. Esta estuvo formada por figuras descollantes de las
Universidades e Instituciones del Estado. (DO. 18.04.1994). Esta
Comisión parecería que no llegó a nada. Tal como se puede apreciar
en estos momentos.

Ahora será el tiempo del Ministerio Público, de las Policías y de los
Tribunales de Justicia, los que tendrán la última palabra.

Fernando Saenger, Gianoni, abogado.-